¡Buque fantasma –y yo a bordo-
que no sé donde nos lleva!
Rodeado de lectores
y en un silencio de alma en pena
Te escribo en él mis versos, amor,
del fondo del alma ¡y no ceja!
Y no cede al desaliento
Ni al pesar de mi existencia
Y lucho y no cejo, ¡sin parar!
día y noche ¡qué odisea!
Pensando en ti (a todas horas)
Con las ideas más tristes (¡negras!)
Mientras se apagan las luces
Y las señales de alerta
Y el cielo se queda desierto
cual mar sin luna ¡Tristeza!
Y enfermo (casi), y poseso
Me pongo a buscarte ¡Nena!
En el cielo y espacios siderales
tras el fulgor de tu estrella
Cuando las luces se apagan
y todo se hace noche (¡nochera!),
me pongo a creer en el Amor
¡Faro en la Noche ostendesa!
que iluminaba mis noches
de exilio, gaviotas, sirenas,
que me vieron amor envejecer
(sin que yo me diera cuenta)
pero envejecí no por dentro
sólo (¿a que fue eso?) por fuera
y si no envejeció mi/amor
fue sólo gracias a ellas
¡Salve a las luces del Exilio
que reflejaban tu luz, princesa!,
Y encima de todas, ¡tú amor,
mi Polar!, (“que es la que cuenta”)
¡Luz de exilio, Estrella Polar,
tú sola entre todas ¡bella!
Cuando me arrecia la noche
y te apareces ¡Sorpresa!
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