Marion Marechal en la presentación de su nuevo centro de estudios para el reagrupamiento de las derechas (sic) en Francia. ¿Un signo de sol de Levante en la trayectoria de Jean Marie Le Pen, que vio la tan cacareada retirada de la vida política de su nieta como una traición, y a la que parece todo dispuesto a perdonar, hasta el cambio de apellidos?
Jean Marie Le Pen celebra su cumpleaños en el hospital, a la edad de noventa años. O recién salido de él, según las últimas noticias mientras escribo estas líneas. Una ocasión más que señalada de ofrecerle esta glosa biográfica que aquí dedico a todos mis lectores. No le debo nada, me curo en salud de inmediato. Como no les debí nada a los del PP con la diferencia que mis compatriotas me debían –de justicia- una deferencia -una atención al menos- que él, un francés (un gabacho como se dice en España, de mala ley) me ofreció cortésmente –como ya lo comenté aquí-, de ellos en cambio no me llegó ni el menor guiño, nunca. Ni del PP ni del PSOE, me presto a puntualizar, que no pueda sonar esto a oportunismo barato y cobarde en razón de los últimos acontecimientos. “España y yo somos así, señora”, dijo aquel capitán de Flandes en la obra de Eduardo Marquina. Y a algunos nos habrá hecho falta a fe mía largos años de expatriación para acabar cayendo cabalmente en la cuenta (…) ¡Y cuánto echamos y ahora más que nunca en España un Le Pen en falta! Con todos sus problemas, sus errores y sus flaquezas, y también su grandeza de miras y su tenacidad –de gran capitán-y su tesón en no dar –ni en las cuestiones de mero detalle (en francés, “détail”)-, su brazo nunca a torcer.
Si lo hubiéramos tenido, otro gallo nos hubiera cantado a los españoles. En su lugar, tenemos un Pedro Sánchez y todo lo que cabe esperar –y temer- de él (….) Por eso, evocando y rememorando al viejo político francés, nos ponemos a pensar e imaginar en todo lo que hubiera sido, y también nos ponemos al mismo tiempo a esperar –tras el rastro y las veredas que se abren tras suyo a la vera justo de su muerte o de su declive - que las cosas pueden ser igual en otra nueva ocasión, igual justo pero al revés (…) En lo referente a la emigración, especie de buque de insignia de la formación que el fundó y gran bandera del combate que riñó en sus filas sin descanso hasta hoy, cabe decir que el tiempo –y más aún la actualidad candente (y cómo) de las últimas semanas- le dio ampliamente la razón. Y es por ese designio catastrófico apocalíptico de la explosión demográfica a escala del planeta que él fue de los pocos -¿el único?- en apuntar, ante el silencio atronador de los medios, en España sobre todo (…) Y ahora de todas partes de Europa se hacen oír voces diciendo lo que él llevaba diciendo tantos años en solitario, de hazmerreír de los medios, como un bufón (….) Le Pen –y con ello, doy paso al plano puramente personal- me sorprendió a mí, y era porque temía o me esperaba encontrar un francés arrogante, cargante y altanero y resultó todo lo contrario, afable, deferente, amable y abierto (como un español) Y me sorprendió también por lo bien –y lo muy en alto- que llevaba su vejez, sin mancha, y sin miedo y sin reproche como se decía de Bayard, el Cid de los franceses (o un cosa así, un poco más reciente que el anterior) Y ahora que la salud parece que le flaquea en serio, habré sentido como un aldabonazo –así lo habré oído yo- que me habrá movido a dedicarle este articulo a modo de glosa mas que de semblanza necrológica.
¿Muere el Menhir como se le llamaba y con el todo lo que el fundó? Así es como primera vista parece, pero las apariencias engañan a veces y ahora se me antoja exactamente así. ¿Cambio de ultima hora en el programa pues y a punto de verse obligado a pasar tan señalada circunstancia en el hospital cuando sus más fieles le habían preparado –en homenaje a su estirpe marinera- una fiesta en un "peniche" (léase, barcaza fluvial) de los que tanto abundan en los ríos y riachuelos que surcan y circundan la capital francesa?. En un tris estuvo, pero al final asistió. Estaban todos, todos los que cabía esperar quiero decir, convocados por el semanario "Rivarol". Con un ausencia, o ausencia, notable y ruidosa que los medios franceses no dejarán de seguro de hacer notar, la del humorista negro/africano –de madre francesa y padre camerunés- Dieudonné y la otra más ruidosa si cabe aun, de su alter ego. Alain Soral con el que actúa junto y comparece ante los medios desde hace un buen rato. Todo menos trivial, se me antoja, el que haya faltado a la cita el que se perfila por su capacidad de penetración en los medios, de sucesor del patriarca nacionalista francés.
Pugilato (sangriento) (…) ante las cámaras, con las manos y con los pies (boxeo francés) (…) (…) De Daniel Conversano, anti-islamista y defensor de la raza blanca ante el Gran Remplazo (Remplacement) frente a Alain Soral (que fue quien empezó) –de espaldas-, "nacional/socialista"(confeso) y negacionista antijudío, y por la "reconciliation" con el Islam, y pos/marxista (antiguo miembro o eso se ufana de decir sin descanso él, del Partido Comunista francés) Éste ultimo habrá brillado (significativamente) por su ausencia en la fiesta de los noventa años de Jean Marie Le Pen. Lo que suena más que otra cosa a desautorización de parte del que sigue siendo arbitro reconocido por todos o casi todos del nacionalismo francés (…)
Como lo venía demostrando últimamente en una cascada de incidentes a cual más asonado, desde sus procesos por antisemitismo rodeados de declaraciones atronadoras de esas en las que se ve claro que las lenguas –y el pelo- se están soltando en Francia en determinadas materias (y a una velocidad vertiginosa), y más significativo aún, en el choque de gran violencia (física) ante las cámaras frente a un contrincante, ideológicamente muy señalado a la vez, en lo que venia a cristalizar una pugna o controversia rampante o incubándose de antiguo en el seno de la extrema/derecha francesa –anti-islamistas frente a anti-judíos- y de la que a fe mía parecía que íbamos a quedarnos con las ganas (rabiosas) de saber de qué lado estaba el patriarca. Porque la ausencia estruendosa a la que hago alusión, suena a desautorización más que otra cosa, si no de uno opción o preferencia ideológica (y personal)-la del propio Alain Soral-, sí de lo que sonaba a una siembra de cizaña en toda regla en el seno -y en el nombre, para más inri, de reconciliación (sic) con el Islam (...)-de toda una (gran) familia política francesa que tiene hasta prueba de lo contrario en Jean Marie Le Pen su última e indiscutida referencia. Así lo veo y me atrevo a hacerlo notar, visto desde fuera, quiero decir desde el extranjero, sin inhibiciones ni complejos.
Le Pen dice adiós -o “au revoir” a los suyos en la ruptura de sus sueños y en la ruptura también con sus mas íntimos y allegados, a comenzar por su propia hija? En ciertos asuntos, íntimos, del género familiar, somos reacios por principio a fisgar o husmear y más aún en asuntos “de familia” que entre Francia y España arrastran toda una tradición de la más alta política. Pero la intuición o el olfato no nos falta, y hay indicios que no fallan. Uno lo es la visita de su hija Marina las últimas horas al lecho del hospital en la que su padre convalecía, de lo que sinceramente nos congratulamos. Otro lo es la vuelta a la política de su nieta más pequeña, Marion tras su retirada que a los ojos de Jan Marie Le Pen revestía todos los visos de una traición, lo que vino a acentuar la decisión de aquella anunciada a bombo y platillo en os medios- del cambio de nombre (y abandono del de Le Pen) (…) Hay otro sin embargo más sutil y si cabe mas infalible todavía. Y lo es sin duda por la sorpresa que me habrá producido el cambio en la presentación de los diarios de a bordo –“carnets de bord”- en los que Jean Marie Le Pen se dirigía semanalmente a sus partidarios a través de Internet, que habrá visto un cambio de talla, y es que a la presentadora habitual. Marie d’Herbais –amiga de la infancia de Marine Le Pen- se habrá visto añadido otro presentador, todo menos trivial. Y se trata de un militante –y portavoz- de antiguo del Front National, Lorrain de Saint Affrique, con una trayectoria a rastras de meandros, de ida y venidas, en relación con su formación de origen, y del que se dice –de fuentes fidedignas- que mantuvo una relación (sentimental, y de lo más precoz) con Marine Le Pen (…) ¿La última carta en la bocamanga o el último trofeo en el zurrón -como el de Ulises- para el viejo patriarca? Ave Fénix Jean Marie Le Pen?
Diario (semanal) de a bordo –“Journal de bord”- que Jean Marie Le Pen dirige a sus partidarios por Internet. En las últimas ediciones, junto a la presentadora habitual, Marie d´Herbais, amiga de infancia de Marine Le Pen, aparece un nuevo presentador, todo menos trivial, Lorrain de Saint Affrique, vieja figura del Frente National -de los de idas "y venidas. ¿Cartas en la bocamanga o trofeos en el zurrón –como el de Ulises- del viejo patriarca en su acerbo y doloroso litigio familiar?
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