Fuegos de estío mi amor
a la luz de las estrellas
en la noche de San Juan
y en mi alma de poeta
Y en la tarde soleada
de luz y de viento ¡bella!
Tarde de fiesta y de compras,
de ropas -y de piel- nuevas
que así es como me siento amor
mientras desciendo la cuesta
el pecho desbordando ansias
de conquista, de belleza
y la mente en ebullición
de ideas nuevas (y viejas)
que me refrescan la mente
al cabo de la tormenta
que no acababa nunca amor,
que llegué a creer eterna
hasta que al fin aprendí
el arte amor de la espera
hasta que al fin le vi el rostro
boreal (el de estas tierras)
al verano que se instala
¡Verano de Mil Sorpresas!
Que viviré al día mi amor,
¡te lo prometo mi reina!
Cogiéndole el fruto al vuelo
de sus más tiernas cosechas
Yo que aprendí amor (ya tarde)
el precio (en sudor) de la tierra
y por eso esperé a pie firme
el tiempo de las cerezas
sin arredrarme ante el coco
de la infamia, de la Afrenta,
dándole tiempo amor al Tiempo
que perdona y consuela
¡Salve Poesía estival!
que nos salvas y alimentas
y restañas mis heridas
¡tan cargada de promesas!
Poesía de sol y de viento
y bellas mujeres ¡Qué hembras
de atardeceres violáceos
y noches de luna llena!
Poesía que muere y renace
de una estación a otra (y vuelta)
al ritmo y vaivén de las olas
de un alma noble e inquieta
que le canta amor al Verano
que se instala y que se asienta,
que te traerá hasta mí, mi amor,
toda en llamas ¡Pura yesca!
Pobre mujer que percibí
en la noche de verbena
¿por qué el fijarme en ella yo
por qué me dio tanta pena?
¿Por todo lo que yo ya sé
que la vida me enseñó -¡a h...!-
lo que a ella en cambio le ahorró
pobre mujer indefensa?
que se escurría en la noche
con sus amigas ¡tan serias!
entre tantos tiburones
y demás fauna (siniestra)
y me dije mi amor de pronto
que no, que me engaño a medias,
que la mujer que vela en ti
intuye más que aparenta
y sabe sola defenderse
a su aire y a su manera
...y arruinarle también la vida
a un justo (en toda inocencia)
sin dejar de ser tú, mujer,
me explico una mujer seria,
ni dejar de ser prudente
y no de esas vírgenes necias
ley de vida, ley de bronce
de la historia y de la selva
que es lo que son las urbes
del mundo de nuestra era
y al hilo de esa reflexión
se me aclararon las ideas
se me serenó la mente
y se me alegró amor la fiesta
que esa es la verdad del cuento
del filme amor que te cuentan,
la clave amor del enigma
“el perfume” de la historia,
léase de esas guerra de sexos,
de machos (sí, amor) contra hembras
en las que también tú mi amor
te viste de golpe envuelta (...)
¡Rebelión de las mujeres
signo magno de una época!
que hay que saber afrontar
como hombres (de una pieza)
¡Oh cuitas de un corazón cautivo!
(del Amor en tiempos del cólera!)
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