¿Llegar a destiempo a los sitios,
“cierra barres” mi destino?
¿Llegué tarde o pronto en demás
a este mundo de los vivos
que no consigo hacerme un hueco
ni ver claro en mi camino?
¿Era ese acaso el reto amor,
ir y venir sin aviso,
abrirme paso a codazos
entre amigos y enemigos?
Yo solo en medio del ruedo
en un coso amor, vacío
entre vítores y aplausos
de una legión de malditos
de unos fantasmas sin rostro
que se cruzaron conmigo
en mi trayectoria atípica
y que ahuecaron sin ruido
y fui siempre verso suelto,
que va a ser la raíz del mito
de mi destino singular
en pasado y en futuro
de ese fuego que arde en mí amor
que me encendieron a tiros
o casi, como quien dice,
a golpe de líos y disgustos
fuego sagrado de antorchas
fuego de artista amor, el mío
que tardé mucho en entender,
hasta encontrarme a sí mismo
un fuego que ya no se apaga
amor, te lo garantizo
capaz de incendiarlo todo
de alumbrar el teatro mundo,
llama de poesía eterna
que va atravesando los siglos
luz (nueva) de profecía
más allá de cataclismos
que me abrió camino hasta ti
en el último minuto
cuando las puertas cerraban
y todo parecía perdido
y vacilé amor un instante
-que fue cuestión de segundos-
en optar por ti de golpe
con todo tu disimulo
en la hora eterna mi amor
¡magia del minuto justo!
cuando se abrieron los cielos
¡y no vi más que tus muslos!
Cruz y raya contigo amor
¡como me escuece el recuerdo!
Con tus ojos, con tus rizos
con ese enredo de cabellos
de mechas en crema y oro,
con ese talle amor tan tieso
y con esos ojazos oblicuos
y que dan brincos a un tiempo
y a fuer de raros y atípicos
más bellos (no siendo bellos)
como modelo de Delvaux
de ojos duros (de dar miedo)
Con tus risas calentonas
con tus dientes de conejo
y con esa boca golosa
¡y ese rollo, ese besuqueo !
Cruz y raya ¡te lo juro!
Lo que me había propuesto
hasta que irrumpiste de golpe
¡tanto tiempo ya de aquello!
Igual que una aparición
con esas mechas al viento
surgiendo de la oscuridad
en la hora justa (¡a caso hecho!)
que no creo ya en cuentos de hadas
ni en inocentes encuentros
ni en el azar candoroso
sino en lo fatal de un deseo
lo que hizo explosión sin remedio
aquella noche de nervios
en la pelea de gallos
y en tu espantada amor huyendo
de un mirar despavorido
y de un rostro descompuesto
de lo que habías montado
queriéndolo y no queriendo
como diosa arrepentida
en la noche de amor y celos
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