viernes, febrero 17, 2017

INFANTA CRISTINA Y CANTE FLAMENCO

La infanta ahora absuelta en el caso Nóos, arrostra en lo sucesivo -se me ocurre apostar- la enemistad del pueblo (sic) de los flamencos -Paco de Lucía díxit- por culpa del caso de Isabel Pantoja. En la que la ascendencia gitana probada -tanto por parte de padre como de madre- agrava el victimismo del que la rodean algunos medios. El cante flamenco planteaba un problema (serio) al regeneracionismo español, como lo ilustra el caso del escritor Eugenio Noel que les dedicó alguno de sus panfletos (literarios) más virulentos. No me gusta el cante jondo, que se piense de mi lo que se quiera. Un cante gitano o gitano/andaluz, piense lo que piense la Real Academia (que obvia el precisarlo) Y sí me gusta en cambio el estilo digno de la infanta (con la venia de su marido)
“Me gusta la infanta (con la venia de su marido)”, así escribí hace ya más de tres años con ocasión de un resurgir periódico del caso Nóos en los medios. Y lo volvería a decir o a escribir hoy sin problemas (ni escrúpulos) mayores, ahora que la infanta se ha visto absuelta y que se ha visto en cambio condenado su marido. Me alegro de la absolución de la infanta y no me alegro de la condena de su marido, que -sin menoscabo de la fuerza de cosa juzgada- puede que sea inocente como lo sigue pensando su mujer, que asií lo habrá declarado nada mas conocerse la sentencia, por boca de su abogado, Miguel Roca catalán bajo sospecha (de catalanismo) Hace unos meses las redes sociales se incendiaron (por millonésima vez) por culpa de unas declaraciones que se atribuían a la infanta Cristiana en la que la “marca España” quedaba en un poco así a primera vista por los suelos. Se le perdona, yo se lo perdono por lo menos.

Si le perdoné a Artur Mas el creerse (un poco) superior (como catalán) al resto de los españoles -en aras a la superación del guerracivilismo endémico entre españoles- ¿por qué no debería perdonar o mostrar comprensión a una infanta Borbón por sus problemas emocionales con España y los españoles? Que le viene nota bene de lejos de sus estirpe dinástica, remontándose nada menos que hasta el fundador de la dinastía, Enrique IV que subió al trono a costa de España y de los amigos de España en Francia, y con todas las bendiciones del papa de Roma (no se olvide) No comparto, aquí ya lo saben todos, el republicanismo obsesivo -y anti-borbónico- de muchos “patriotas”, y otros que no se califican de esa forma. En cualquier país occidental de régimen monárquico -por ejemplo en Bélgica- el fallo judicial en un caso análogo protagonizado por miembros de la nobleza (más cercana al monarca) no hubiera sido muy diferente del que se ha visto objeto la infanta Cristina ahora.

Se alegue lo que se quiera o se compare su caso con el de otros (o el de otras) Comparaciones odiosas. El crimen organizado y la delincuencia financiera de guante blanco no tiene nade que ver entre sí en punto a gravedad me refiero, se mire como se quiera. Aquí todos han leido sin duda los análisis -teñidos de escepticismo- que me habrá merecido desde hace ya un rato en este blog el fenómeno de la corrupción financiera. Que por otra parte no conoce fronteras, como lo ilustra el escándalo montado en trono a François Fillon, candidato de la derecha a las presidenciales francesas, por un asunto que al hilo de tres semanas de folletín ininterrumpido habrá fehacientemente mostrado su aspecto (flagrante) de montaje mediático y de proceso político. En el caso ye nos ocupa no se puede separar tampoco el contexto en el que el escándalo estalló, a saber en pleno zapaterismo ni el de su inflación en los medios a favor de la indignación callejera que haría erupción en calles y plazas españolas con el 15-M (en mayo del 2011), lo que habrá condicionado en gran parte a mi juicio tanto el tratamiento mediático como el propiamente judicial del caso, en perjuicio de los acusados.

Iñaqui Urdangarín arrastra además mala imagen entre españoles, entre una mayoría de ellos me refiero. Es hijo de nacionalista vasco y de madre de nobleza belga, que arrastran un contencioso histórico complejo y complicado -mas que otra cosa- con España y los españoles, y que pese a todo estuvieron unánimes (nota bene) a favor del bando nacional durante la guerra civil española. José María Aznar declaro en na ocasión -tras el estallido del caso Nóos- que Inqki Urdangarín no le tomaba enserio. ¿Nada que ver con esa incompatibilidad recíproca el origen vasco de uno y otro separados por la linea de trucheras de la guerra civil, cabe honestamente el preguntárselo. Lo que más daño tal vez esta corre el riego de infligir à la imagen de infanta en los medios y en las redes sociales en el pano de la imagen tras conocerse el fallo del tribunal,es la comparación que vuelve una y otra vez en los comentarios digitales con el caso de Isabel Pantoja, tras cocerse el fallo del tribunal.

Isabel Pantoja es gitana, tanto por parte de padre como de madre, algo que por las razones que sean se cubrió siempre de un tupido velo en la opinión publica y en los medios españoles. O si se prefiere, objeto de sobreentendido. Y cabe honestamente preguntarse si ese halo de victimismo que arrastra tras su condena en tribunal por hechos archiprobados, no tiene nada que ver con el estatuto de victimas que arrastra ese colectivo en España y en otros países desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial en el 45 de la que emergieron a la vez en el papel de victimas y de vencedores. En España ese victimismo se vería agravado por la simbiosis cultural que llegaría a alcanzar ese colectivo en el seno de la sociedad española y sobre todo en Andalucía, algo de lo que el cante flamenco -y en particular el cante jondo- sería uno de los principales botones de muestra. Y junto con ello, la poesía -y la obra en su conjunto- de Federico García Lorca, como lo dejé sentado en mi entrad anterior.

El Romancero Gitano es el principal de profundis en el plano de la lírica de esa leyenda victimista del pueblo gitano, que no dejaba menos de traslucir -además de de tratarse de una grave afrenta contra una institución benemérita respetable encargada del mantenimiento del orden publico en la España rural (como es la Guardia Civil)- la colusión de antiguo de ese colectivo con los bajos fondos de la delincuencia y del crimen organizado, y los hábitos criminógenos -de hechos de sangre y de ajuste de cuentas-) de sus miembros, en la sociedad andaluza ¿Nada que ver todo lo que precede con la indiferencia, por no decir alergia invencible -a pesar de mi ascendencia familiar andaluza- queme mereció siempre el cante jondo (el más propiamente gitano de todas las variedades de cante flamenco, incluida la copla)? Gitano o gitano/andaluz el cante jondo, sí, piense lo que piense la Real Academia.

Yo no sé si a la infanta ahora absuelta le gusta o no el cante flamenco, pero se me antoja que entre ellos, léase en el pueblo da los flamencos (Paco de Lucia díxit) la hermana del monarca qua acaba de ser absuelta goza de pocas simpatías, apuesto, ni de empatía siquiera ante las dificultades que viene arrostrando desde hace once años. NO me gusta el cante jondo, no, por qué debería ocultarlo? Y lo dejo dicho aquí por escrito aunque todo el gitaneo y el mester de merchería de la España rural y en particular de la España del Sur se me vinieran encima. Sí me gusta en cambio el estilo de la infanta, lo dije y lo repito, con la venia de su marido

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