domingo, agosto 14, 2016

A ti, Pequeña

Juegas tus cartas, ya veo,
a fondo, como posesa
de un amor que te consume
y te abrasa y no te deja

y es que te hace ser más tú
más tuya, amor, más bella
cual mujer (¡ya no tan niña!)
que sabe lo que se juega

to be or not to be: ser feliz
o no ¡por la vida entera!
Con el hombre que tú amas
que llevas entre dos cejas

que se cruzó en tu camino
el tiempo aquél ¿aún te acuerdas?
Tú oscilando entre la mujer
y la niña calcetinera

y yo jugando al amigo fiel
que te guía y te aconseja,
a profesor de la vida
del amor y de su ciencia

y lo jugábamos tan bien
que causábamos sorpresa
a tus amigas del alma
que nos miraban atentas

y lo hacía con gusto amor
sin segundas, ni a sabiendas
de lo que después vendría
entre bonanza y tormentas

que tú te harías mujer
-¡y yo me perdí en la niebla!-
Y siempre que te veía
me veías de otra manera

como yo empecé a verte a ti
tras la disputa (¡horror!) aquella
cuando al fin me di cuenta
que no eras ya lo que eras

que lo que serías al fin
me incumbía a mí de cerca
más de lo que pensaba
aunque tú tal vez ya vieras

lo que aquello fuera a dar,
lo que hoy siento en mí, reina,
el fuego que alumbraste en mí
que fue a dar la llama aquella

que tanto sorprende a extraños
que miran de boca abierta
y desvían la mirada
de mi mirada de fiera

antes de quedarnos solos
en la gran sala desierta
¡eternidad del instante
que no olvidarás, pequeña!


¿Un cerebrito de oro
bajo esos lindos cabellos
y esa cara de muñeca
que no pide más que besos

y esos aires de querube,
de virgen del Quattrocento
y esos cabellos tan lisos
y ese cuello tan esbelto?

¿Me creo esa imagen que das,
de mujer sabia de altos vuelos
que no vuelve en sí (a ser mujer)
cuando se mira al espejo?

viéndote bella y terrible
a ojos de hombres apuestos,
de ese en el que tú te miras
de tu mirar tan atento

en el fondo de la imagen
como si fuera un reflejo
de tu imagen, de ti misma
que te hace un guiño de lejos?

Sabihonda y profesora
eso quieres ser tú ¿en serio?
Que conste que no me opongo
aunque pienso que sea un juego

de tu yo y contigo misma
buscando acaso un pretexto
para no dejarte llevar
de tus más hondos anhelos

de miedo a abrazar tu sino
a hacer realidad tus sueños
a abandonarte a tu suerte
sellada arriba en los cielos

y a echarte a ciegas en brazos
sin pensarlo ni un momento
de un paje (o príncipe) azul
dueño de un barco velero

Que te llevará a un nuevo/mundo
¡mundo feliz te prometo!

(cuando al fin digas, sí, libre
¡sin tocarte yo ni un pelo!)

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