domingo, junio 05, 2016

Flor de Madurez

Como si perdieras el tren
o el penúltimo tranvía
¡qué nervios y qué acongojo,
qué aperreo amor, qué prisas!

“cazándome” por los pelos
en el cruce aquel ¡mi vida!
y “marcándome” un tanto tú
justo cuando yo ya me iba

que te vi venir de lejos
quemando etapas (se veía)
-y echando el bofe tras de ti
tu “perro” de compañía-,

metiéndome por los ojos
como en propia portería
ese rostro y esas ojazas
que querían hacerme migas

tan agrestes, tan salvajes,
tan “sucia” tú amor, tan oscura
-¿sin lavarte ni atildarte?-
¡más erótica que nunca!

Como si esfuerzo tan brutal
te hiciste más tú, mas tuya,
y lo lograste créeme
“ponerme” así (y a secas) ¡Bruja!

cuando yo ya te olvidaba
rumbo a otro mundo a otra vida
y a punto ya, amor, de zarpar
con un pie en otro tranvía

y yo me dejé amor cazar
cazador cazado (no rías)
sin reaccionar por sorpresa
mientras tú amor me embestías

bajando ufano la calle
gorra en ristre (que llovía)
y un bigote por montera
de poeta (y papicida)

que las vuelve locas ellas
y las hace soñar diabluras
y me hizo encontrarme a mi
tras la larga travesía

Flor (roja) de madurez
-¿en el zénit de una vida?-,
(y herencia de los mayores,
de una generación perdida)

de ese amor que me hace ser yo
y que te hace a ti más linda
de ese mi amor loco por ti,
¡Mi bigotito “fascista”!

que te ofrezco a ti niña en flor
(y es porque sé que te gusta)


La música amansa fieras
y a ti el llamarte bonita
en español “b o-ní-i-ta” (así)
te llena (¡amor!) de dulzura

tanto que pareces otra,
que cambias, te transfiguras
de loba o dragón (¡feroza!)
en niñita tierna (y rubia)

arrebolada de candor
mientras te besan y estrujan
como naranja jugosa
¡puro zumo, puro azúcar!

o como una manzana “reina”
tierna cuando se mastica
o una rosa bella (¡hermosa!)
que se besa y acaricia

mientras te vas abriendo en flor
y en carnes cual dulce pulpa
que me hace la boca agua
y que excita mis papilas

de gusto (¡placer de amor!)
que se chupa amor y re chupa
una vez y otra y otra
y cuanto más, más te excita

¡Qué bombón ¡niña chupete!
¡Qué ancha y qué prieta cintura
y qué bellos senos, prietos
que van buscándome a oscuras!

de cerca y también de lejos
¡centinela de mis días
de mis tardes y mis noches,
de mis idas y venidas!

en espera del instante
en que venza la ternura
que no sabrás decirme no
aún más dócil que una niña

(que así es como tú te pones
cuando te digo “bo-ní-i-ta”
cuando pronuncio tu nombre
y digo que estás muy linda)

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