domingo, mayo 15, 2016

Nocturna e Inesperada

Los gatos de noche ni son pardos ni son grises
que la Noche sólo se alumbra en la incertidumbre


Te eclipsas ingrata de pronto
y me olvido de tu cara
hasta que amanecen tus ojos
en un cielo de alborada,

el cielo de mi memoria,
fiel, procelosa y fantástica
de una memoria de ti amor
del fuego de tu mirada

de tu rostro tan cambiante
de ese mirar rompe y rasga
que rompe albores de día
en la noche de mi alma

De noche todos iguales,
susurra el duende en voz alta
¡todos pardos, todos calvos!
Resuena allá en la lontananza

y su eco vuelve furioso
al galope en la llanada
entre linces y pardales
y se oye en la noche blanca


De día te conocí, reina,
de noche me deslumbrabas,
de día, con tus mastines,
de noche, sola y callada

De día huías veloz
de noche a mí te acercabas,
en la noche más oscura
cuando ya no te esperaba

Reina de la noche ¿eso eres?
-¡respóndeme, descastada!-
de una noche que me tienta,
que es tierna e insospechada

Noche de paz o de guerra
conforme me vengan dadas
que de noche no se sabe
si estamos en guerra o en calma

Y así llevo yo ya tanto
toda una vida ¡mi alma!
en una guerra sin límite
entre tormenta y bonanza

y como nací y viví así,
me da un poco miedo el alba,
al alba de un nuevo mundo
de mil años (u olimpiadas)

cuando todo vuelva al orden
y el Tiempo me de la cara
y me quite ese peso enorme
el de una vida aplazada


(y entonces tú te decidas,
nocturna e inesperada)


¿Cuántas horas al espejo
pensando en mí? ¡No me mientas!
¿Cuánto estuviste estudiándote
para acertar con tus flechas?

Ese fue el flash que me vino
al verte pasar tan tiesa
metiéndome por los ojos
ese cabello entre cejas

que yo no te conocía
¡Ni imaginarme siquiera
que fueras tú esa ¡amor
tan tú misma, tan auténtica!

Tan cierta y segura de ti
de lo que en mí a ver aciertas
que no veo siquiera yo
por qué será ¿tú qué piensas?

¿Será por el mal espejo
de mi mismo y mis quimeras
o el de la mirada interior
del Tiempo que pasa y vuela?

¿O es porque es mejor el tuyo?
¡Con esos ojos de fiera
que abordan y que me fijan
y en mí sin llamar se adentran!

De ordeno y mando ¡Signora!
Que no pierden ojo en redor
y todo a su antojo disponen
y lo encauzan ¡tan serena!

¿Te lo pensaste dos veces?
Eso imagino -¡qué idea!-,
me barrunto o me malicio
como diría el poeta

Después de aquel nuestro encuentro
los dos solos ¡qué sorpresa!
Te preguntaron mis ojos
y vieron un no ¡tan seria!

Y ahora en cambio dicen sí
¡Y ríe la primavera!

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