jueves, mayo 19, 2016

CHANTAJE INSURRECCIONAL EN LAS PRISIONES BELGAS

Una caldera en ebullición las prisiones belgas. Tres semanas ya de una huelga que no muestra atisbo alguno de ir a concluirse. Un órdago a la grande, a todas luces, de los partidos -francófonos nota bene, porque en Flandes no se está siguiendo la huelga- de oposición (de izquierdas) al gobierno actual de centro derecha, y a su política de austeridad (y no solo) Y en las ultimas horas habremos asistiendo a escenas propiamente insurreccionales de huelguistas -sustancialmente el cuerpo de guardianes de prisión- de pañoleta (mayormente rojas) al cuello y puño en alto, invadiendo los despachos del ministro de justicia, nacionalista flamenco (moderado) blanco de la vindicta y de la inquina de los huelguistas. Vacas sagradas, los guardianes de prisión en los países democráticos y sé un poco de lo que hablo. No les debo nada ademas, me aplicaron el reglamente a rajatabla el tiempo que me vi preso en Bélica, que a otros no se lo aplicaban tanto ni mucho menos. Uno de ellos asturiano de nación -de la emigración española en Bélgica- se permitió incluso darme lecciones de memoria histórica y de humillándome como no lo hizo nunca de sus colegas belgas, por cuenta de la guerra civil interminable. Significativo por demás, rojo guerra civilista, el único guardián de prisión de origen español que me crucé el tiempo que transité por la cárceles belgas, una solo, la prisión de Forest en el centro de Bruselas (en la foto)

Se hablaba y no se paraba allí dentro desde luego del ambiente que reinaba en otra prisiones (en la de Saint Gilles situada a cien metros a penas, para presos ya condenados) -de colusión, de corrupción estricto sensu, léase de de un andar de manos dadas el personal masculino -y femenino- con la masa de reclusos (léase con el mndo de la delincuencia y del crimen organizado) Decía Michel Foucault que el sistema carcelario tras la Revolucion Francesa se vería convertido en un panópticum, saber un medio de vigilancia y de control del conjunto de la población, no solo de los reos de delitos o de crímenes. Y lo ilustra esta huelga política -no poco salvaje- que quiere poner contra las cuerdas a un gobierno de centro derecha sirviéndose de los presos como de rehenes tal y como lo acaba de denunciar el presidente de la mayor asociación de bogados belgas francófonos y flamencos. En España con el gobierno de Rajoy -hay que reconocerlo- las cárceles están tranquilas (y toco madera) C'est déjà ça, como los franceses dicen. En comparación también con otras épocas, con los años de Felipe González por ejemplo que me pillaron en la cárcel portuguesa, balcón privilegiado que lo fue para mi -como Forest en Bruselas- del universo carcelario. Por lo que me siento en el del deber y con la fuerza moral de levantar la voz en este tema. Y que se piense lo que se quiera

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