martes, marzo 29, 2016

LA SAUQILLO, O EL EJÉRCITO QUE CREYÓ HABER GANADO UNA GUERRA

Despedida triunfal delirante, apoteósica a la División Azul en la Estación del Norte de Madrid (13 de julio del 41) La Victoria duró poco. Le sucedió una rendición condicional -que se empezó a incubar sólo un poco más tarde- tan opaca como sin gloria. Y a los galones de la Victoria -y de la División Azul- sucedieron los de la rendición de un ejército convertido de pronto en blanco principal y favorito de un proceso pactado -impuesto a Franco por las potencias de Yalta- de desnazificación del régimen anterior, que lo seria de desmilitarización sobre todo. ¿Galones de victoria o de rendición los del padre (militar de Franco) de la Sauquillo, nueva “jefa” de memoria/histórica en el equipo de la alcaldesa rojelia? En ella (me pregunto), como en tantos otros hijos rojos (o rojelios) de unos padres de alta o altisima graduación en el Ejército de Franco que amargaron no poco nuestra adolescencia, y nos hicieron -a algunos- verdaderamente “diferentes” Al cabo de un proceso (como en mi caso) de enroque psicológico e ideológico, léase de un aislamiento a la vez forzoso y voluntario que acabó desembocando en mi gesto de Fátima
Casi me caigo redondo del asiento consultando -a toda prisa- en Internet el currículo de Francisca Sauquillo, Paca, como se la conocía en su entorno y en los medios, la nueva “jefa” del equipo de la alcaldesa Carmena en materia de memoria histórica. No me imaginaba un perfil así. Lo del apelativo de Paca ya de entrada me daba una idea muy diferente de la mencionada. En el plano del nivel social -suyo y de los suyos- de entrada.

Ahora resulta que que la Sauquillo no era como yo me lo creía una de esas descendientes (proto típicas) de los vencidos de la guerra civil -desertora tal vez del servicio doméstico- que se auparon socialmente y culturalmente en la posguerra a favor del ascenso social innegable de las nuevas clases que produjo el franquismo (tardío) tributarios en su inmensa mayoría de la memoria histórica de los vencidos del 36 -hasta acabar cursando (con éxito) estudios universitarios con gran esfuerzo personal, por cierto- sin dejar de rumiar resentimiento por cuenta de los suyos y de la guerra civil (faltaría)

Pues no, por lo que leo ahora, la Sauquillo era hijA de militar (léase de los de Franco), de un teniente coronel (sic) del Cuerpo de Intervención del Ejército (de Tierra), y su madre -con el “de” (de aristocracia) en su segundo apellido-, hija de un reputado (sic) hombre de negocios. Y ella educada con las monjas. Como diría ella misma, "de los que ganaron" (en el 39) Aunque a partir de ahí -gato escaldado del agua fría huye- me veo obligado a seguir avanzando con pies de plomo a la hora de sacar ulteriores conclusiones.

¿Galones de la Victoria los del padre de la Sauquillo o de los de la rendición en el 45, me explico de las nuevas pautas de ascenso en escalafones -y escalas auxiliares y escalillas y demás- que le impuso a Franco su rendición pactada a los aliados por mediación vaticana como lo vengo sosteniendo aquí desde ya hace un rato? ¿Jubilado de teniente coronel -lo que no denota muy brillante carrera militar- el padre de la Sauquillo o habiendo dejado el ejército por voluntad propia para seguir una cerrera civil -de abogado (sic) o de ingeniero industrial (sic)- tal y como se deduce de su reseña biográfica en la red?

La segunda hipótesis vendría a reforzar la sospecha, al contrario de lo que la Sauquillo declararía mas tarde -de pertenecer a una familia (sic) de los que habían ganado- fuera tal vez como tantos otros, en los diferentes estamentos profesionales del régimen anterior, de los que habían ganado la paz (en el 45) pese haber perdido la guerra (del 36) ellos o los suyos.

Pura hipótesis es cierto -rodeada no obstante de tantos visos e indicios a su favor-, que el simple hecho de mencionarla me hubiera valido el anatema escandalizado (e indignado) de mi difunto padre, ex-cautivo y ex-combatiente de la Cruzada de Liberación -fiel al régimen anterior hasta su muerte- y que al contrario del padre de la Sauquillo no pasó de (sufrido y abnegado y disciplinado) comandante. Del arma de Aviación, de la escala auxiliar (nota bene) de ayudante de ingenieros aeronáuticos.

Como sea, está claro que ese fenómeno que la Sauquillo parece encarnar del transbordo masivo de los hijos de los vencedores -reales o supuestos- de la guerra civil al bando de los vencidos, una generación posterior, léase de veinte o veinticinco años (de paz) después de terminada la guerra, es sintomático y elocuente a la vez de esa evidencia que siempre se negó y rodeo de los más espesos de los tabúes. A saber, la de un ejército que perdió la segunda Guerra Mundial en el 45, y de su secuela fatal e inevitable, que los hijos de aquellos acabasen desertando (en masa) el bando aparentemente vencedor -y vencido en la realidad- de sus padres (y sus abuelos)

Una entre mil o entre miles, Paca Sauquillo, de casos de hijos (y nietos) de militares de alta o altisima graduación -de los de galones de victoria o de rendición-, de mi misma generación (podría estar dando nombres sin parar hasta cansarme de allegados incluso) que acabaron militando en el bando opuesto. La Sauquillo, o el ejército que creyó haber ganado una guerra (que acabó perdiendo sin darse cuenta)

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