Vídeo difundido por la cuenta twitter de Jean Marie Le Pen, al día siguiente de la primera vuelta de las elecciones regionales francesas, en donde se puede ver al rival de su nieta Marion Le Pen danzando –se supone que una danza judía- con judíos ortodoxos. “A mal tiempo buena cara”, comenta sardónico en francés el fundador el Frente Nacional, lo que le habrá valido una nuevas andanadas de acusaciones de antisemitismo. ¿Por qué lo hace? Primo, porque parece estar seguro de contar con el consentimiento (tácito al menos) de su hija y de su nieta, y secundo, porque no ocultó nunca su convicción de antiguo que al contrario de lo que rezan los dogmas (políticamente correctos) de la politología, ese es un tipo de salidas particularmente rentables en el plano electoral -en Francia al menos-, y sus motivo sin duda tiene (hay que convenir) para creerlo y para afirmarlo, especialmente ahora con vistas a la segunda ronda de las elecciones regionales francesasEl resultado de la primera vuelta de las elecciones francesas habrá confirmado las previsiones de seísmo (político) que anunciábamos en este blog la víspera. De las trece regiones que cuenta la geografía electoral francesa, seis de ellas habrán visto a los candidatos del Frente Nacional en cabeza, y en tres de éstas –Norte, Este y Sur- los pronósticos anuncian una victoria de sus candidatos en la segunda vuelta. De Marine Le Pen y de su sobrina Marion en sus feudos respectivos –la primera en el Norte, la segunda en el Sur- en los que alcanzaron porcentajes record de más del cuarenta por ciento de los votantes cada una, y en la región del Gran Este de Francia –Alsacia, Lorena, Champaña Ardenas-, del número dos y estratega del partido Philippot que obtuvo resultados inferiores a los de las dos máximas figuras femeninas de su partido, y que podría no obstante –en un golpe de suerte- beneficiarse del no desistimiento del candidato socialista que se niega a obedecer las consignas del primer ministro Manuel Valls con vistas a levantar un muro de contención “republicano” en las regiones donde el FN tiene auténticas posibilidades de triunfo en la segunda vuelta (dentro de diez días)
¿Y Jean Marie le Pen en todo esto? En la paz concluida con su hija –sin vencedores ni vencidos- a fe mía que es difícil ver claro desde fuera, lo que si está claro es que el patriarca aparece ahora en los medios contento como unas pascuas del triunfo de su hija y de su nieta, y por vía de consecuencia también del de su directo rival, número dos del partido en la actualidad, que habrá conseguido no obstante ponerle fuera –teóricamente al menos- del partido. Que entienda quien pueda, como los franceses dicen.
Lo que sí es mas fácil de entender en cambio son los mensajes que el fundador del partido sigue difundiendo incansable a través de los medios, haciendo gala a esa reputación de comunicador sin par que arrastra tan merecida, con ayuda sin lugar a dudas – no nos duelan prendas como españoles- de la fuerza de irradiación universal o universalizante de la lengua francesa comparable mutatis mutandis –en mayor o menor medida, con ventaja o desventaja según las épocas y las circunstancias históricas- a las de las demás lenguas latinas, y no inferior (per se) a la de las lenguas germánicas y anglosajonas
“Cuando se habla en francés, -escribió el vizconde De Maistre- Europa entera escucha y comprende”, y si eso era verdad entonces en la Europa de su tiempos, sigue siéndolo un poco también en la Europa de la UE (de nuestras culpas pecados) y por ahí se destapa el hándicap serio de algunos de nuestros políticos anglófonos más promocionados en los medios (y no digo nombres) anglo sajonizados -a fondo y a tope- en sus fuentes e influencias (de fuera) En su último diario de abordo que ya comenté en estas entradas, Jean Marie Le Pen se permite un comentario a cuenta de la conferencia internacional sobre el clima –celebrada en París y echando sus boqueadas mientras escribo estas líneas- por el que vuelve a infringir (de propósito) los criterios y baremos de lo políticamente correcto osando desafiar sin tapujos y complejos esa autentica religión –léase creencia o fanatismo o superstición- del cambio climático que se habrá difundido a través del planeta en las dos últimas décadas.
Para el veterano político francés, no se trata más que de un leitmotiv de guerra de propaganda a servicio de la ideología del llamado gobierno/mundial y en aras de la instauración de una instancia suprema planetaria en suma que sería la única capaz de hacer frente al desafío de un recalentamiento global del planeta tierra supuestamente provocado por el hombre (por propia definición) y no por la energía solar u otros factores de orden cósmico (y extraterrestre) La Historia –en eso estoy plenamente de acuerdo con el fundador del Frente Nacional- es la cenicienta de la clase política de los países occidentales, saben poco de ella, y se sirven de ella todavía menos.
Y la meteorología, ciencia nueva –al siglo veinte, y a las previsiones del tiempo me refiero-, tiene también su vertiente histórica y la historia del clima y de los cambios climáticos, como lo recordaba en sus programa Jean Marie Le Pen ofrece constantes y contrastes en periodos relativamente cortos de tiempo del pasado siglo (y del actual) y registra también grandes ciclos en amplios periodos históricos a través de los siglos, tanto en la evolución del clima a nivel planetario como en el continente europeo, tal y como lo ilustra la llamada “pequeña era glacial” (siglos XIII-XIX) y dentro de ella el periodo de enfriamiento extremo que se dio -coincidiendo nta bene conn nuestras guerras de Flandes (...)- desde mediados de la segunda mitad del siglo XVI a la primera mitad del siglo XVII en Europa occidental y de lo que testimonian directrices del rey de Francia, Louis XIV –que habrá recordado ahora Jean Marie Le Pen- poniendo en guardia a sus súbditos contra la amenaza de un glaciación súbita de su reino.
Y confieso que los comentarios tan clarividentes de Jean Marie Le Pen me levantaron –¿para qué negarlo?- el ánimo para el resto de la jornada. ¿Por ser yo acaso más sensible a las alteraciones climáticas que el común de los mortales? Lo ignoro, lo que sí es cierto es que esas alteraciones y las previsiones agoreras de los gurús de esa nueva religión del cambio climático que fatalmente les acompañan –difundidas de manera obsesiva (día y noche) por los medios- producen efectos devastadores y desestabilizadores, en el estado de la moral ciudadana, léase en los estados de ánimo colectivo y en el optimismo ambiente, en la sociedad y en la opinión pública (y en el subsistema simpatico también del sistema nervioso, en unos paises y en unos pueblos más que en otros, de los habitantes del planeta)
Jean Marie Le Pen habrá rematado sus comentarios pos electorales –tras las elecciones del pasado domingo- "reincidiendo" en una de sus salidas proverbiales, precisamente del tipo de las que le valieron el enfrenamiento con su propia hija y con un sector de su propio partido, que prestan el flanco a verle acusado por los medios de anti-semitismo. Y fue un video que difundió por internet del candidato rival de su nieta Marion Maréchal-Le Pen en la que se le veía danzando en compañía judíos ortodoxos –me figuro que una danza judía ritual-, vestidos conforme a la usanza de esa comunidad judía atípica y emblemática a la vez dentro del judaísmo. A mal tiempo buen cara, venía a decir Jean Marie Le Pen conforme a un proverbio usual en lengua francesa, lo que habrá levantado otra polvareda de acusaciones de antisemitismo en los medios y en contra suya.
¿Por qué lo hace? ¿Pura provocación gratuita? Está claro que no, lo contrario llevaría fatalmente a poner nl entredicho el sentido de la responsabilidad y la seriedad en la conducta y comportamiento del fundador del que se ha convertido desde el domingo pasado en el mayor partido de Francia. Está claro que se trata de una provocación calculada, conforme a esa creencia inamovible en Jean Marie Le Pen que él nunca ocultó, que ese tipo de salidas -contra los que nos quieren hacer creer los medios y los propagandistas de la religión de lo políticamente correcto- reporta innegables beneficios en términos electorales (en Francia al menos)
Y está claro que Jean Marie Le Pen no se habría permitido una salida así sin la connivencia o el consentimiento de su hija –y de su nieta- y la seguridad que una salida de ese tipo y de ese tono no iba reabrir las heridas al interior de su partido y la crisis cerrada (en apariencia) entre padre e hija y no iría por vía de consecuencia a comprometer seriamente y poner en peligro las posibilidades (reales) de triunfo de las candidaturas regionales de su partido en la segunda vuelta (digan lo que digan los sondeos)
https://laotrautrera.wordpress.com/2015/12/10/los-cinco-grandes-partidos-espanoles-dirigidos-desde-eeuu/
ResponderEliminarme parece una informacion interesante... aunque no conozco al autor de ese blog