¿Anodino (sic) el encuentro (12 de febrero de 1941) de Bordighera -localidad italiana de la costa mediterránea junto a la frontera francesa- entre Franco y el Duce como así lo ve Preston? A otro perro con ese hueso. Mussolini se veía ya envuelto en una guerra con Grecia que acabaría provocando la intervención inglesa –y justo a seguir la ocupación alemana- y tanto para Italia como para Alemania era de vital interés el cierre del mar Mediterráneo, por Gibraltar y el canal de Suez. Y es ingenuo y surrealista pues el pensar que el Duce no le pasase en esa ocasión factura a Franco de la ayuda italiana durante la guerra civil, en particular de la toma de Málaga. Franco se veía además atado por el protocolo secreto firmado unos meses antes (el 23 de octubre de 1940) en la entrevista de Hendaya con el Fuhrer ¿Quién puede hacer creer por otros motivos que no sean los de la guerra de propaganda que el Duce desanimase a Franco a entrar en guerra? Franco prometió el oro y el oro, a saber comprometiéndose a fondo, todavía más -verbalmente al menos- con la causa del Eje. Y la hambruna artificial de aquel año de 1941 –el “año del hambre” (aunque hubo otro a seguir, el del 49)- fue mayormente el resultado del boicot inglés buscando evitar precisamente la ruptura oficial de la neutralidad española (que no lo era ya más que de fachada)Está más claro que el agua. Podemos no acaba de entrarles a los andaluces. Como así lo dejan claramente a entender sondeos recientes de opinión pública. ¿Por qué? Sería preciso todo un estudio sociológico para elucidarlo, sondeos de opinión acompañando, aunque mucho me temo que en ese tema como en otros los sondeos y encuestas de opinión pública sean poco relevadores y es que en temas en ascuas como ése la población de Andalucía sea tal vez –por detrás de las apariencias de su natural abierto y efusivo, mucho más reservada y hermética y reacia a dar abiertamente su opinión que en otras regiones españolas.
Un botón de muestra de lo que aquí decir pretendo lo ofrece el caso (que conozco bien, como aquí ya saben) de la localidad jiennense de Mancha Real, que no figura entre las localidades más populosas de la provincia aunque proporcionalmente, su influencia y su protagonismo político y en todos los demás ordenes de antiguo sea (comparablemente) muy superior de lo que
de lo que le da en principio el número de sus habitantes.
Mancha Real, un dato todo menos trivial que habrá pasado desapercibido en los medios, en la provincia y en la región y también a escala nacional desde las últimas elecciones municipales del pasado mes de mayo, habrá cambiado ahora de manos ahora, tras cuarenta años (nota bene) de hegemonía socialista prácticamente ininterrumpida con la entrada de una nueva alcaldesa, del PP –que ya lo fue (brevemente) en el 2007-, y con ayuda de una nueva formación emergente minoritaria–dirigida y fundada por un joven periodista de la localidad corresponsal de antiguo del Diario de Jaén y en la órbita sin duda hasta no hace mucho del PSOE de la localidad-, que parecen desmentir con su actitud esa marca blanca (de Podemos) que podría atribuírseles así a primera vista.
Y esa sea tal vez otra señal distintiva de lo que aquí decir estoy queriendo, y es que si Podemos como así lo pienso, no entra o no del todo entre andaluces, era lógico y previsible que marcas/blancas que habrán surgido más o menos espontáneamente aquí y allá de resultas de la crisis (fatal) del bipartidismo tiren por la calle de en medio –como habrá ocurrido en Mancha Real- sin plegarse a las líneas directivas que habrán presidido la política de pactos puesta invariablemente en práctica por Podemos y sus compañeros de viaje en todas las demás regiones españolas al día siguiente de las pasadas elecciones municipales, y también aunque en menor grado y medida en Andalucía.
Andalucía es un (micro) universo aparte, no menos de lo que puedan serlo el país vasco, Galicia Cataluña o la capital de España. Hay una Andalucía oriental mediterránea, y una Andalucía occidental atlántica, hay una Andalucía que gravita en torno a Sevilla, y otra que lo hace en torno a Málaga (y Granada), hay una Andalucía que tira hacia Castilla la Nueva como es el caso de Jaén y otra que lo hace hacia el Levante español como es el caso de Almería. Una Andalucía social y económicamente deprimida y otra pujante y dinámica cohabitando a veces a escasos kilómetros la una de la otra. Y además, por encima de todas las otras siguen gravitando o revoloteando la línea divisoria heredadas de la guerra civil.
La Andalucía de zona roja –hasta el final de la guerra- y aquella donde triunfo desde el inicio (o as primeras semanas) el Alzamiento a través de una línea divisoria (de trincheras) que partiría grosso modo por la mitad –o por sus dos tercios- la geografía andaluza prácticamente desde el principio hasta el final del conflicto, con un caso atípico y emblemático a la vez, el de Málaga, donde el triunfo del Alzamiento –en las primeras horas- se vería seguido de fracaso y de una feroz represión roja, antes de la reconquista de la ciudad unos meses más tarde por Queipo del Llano con ayuda de la Legión Cóndor y de unidades navales alemanas y de un cuerpo expedicionario italiano –de varios miles de hombres- reforzado con unidades de infantería motorizada y carros de combate, y una importante flotilla aérea (de aviaciones cazas esencialmente )
La toma de Málaga –y la represión (legal) que se siguió- sigue siendo con la toma de Badajoz uno de los platos fuertes de la guerra de propaganda doblada de un conflicto irresoluble de memorias de los vencidos del 39 y sus herederos ideológicos en el marco de la guerra civil interminable. Los aliados de la España nacional sustancialmente la Alemania nazi, la Italia fascista y en menor medida –cuantitativamente hablando al menos- el Portugal del Estado Nuovo, fueron aliados leales desde el principio hasta el final del conflicto.
Mucho menos leal lo fue en cambio la actitud del régimen español surgido de la victoria del primero de abril a partir de la primavera del 42 desprendiéndose progresivamente de los lazos y compromisos (firmados) que les ligaban a sus antiguos aliados, y por la práctica de una revisión en los planos de la historia y de la memoria- de la participación de las dos grandes potencias nazi fascistas de entonces en el conflicto español, hasta hacer de unos y otros –alemanes e italianos- chivos expiatorios de predilección de una historiografía oficial y de una propaganda política que se verían abocadas a una posición defensiva in crescendo en la posguerra, en el plano interior como de puertas afuera. Málaga ardió –los barrios de orden me refiero- el 18 de julio del 36, y con los edificios ardieron también no pocos de sus habitantes. Esa es la rigurosa verdad histórica.
Y la represión (roja) que se siguió se caracterizó por una ferocidad sin igual en el resto de la España en guerra, incluso en Andalucía. Como lo atestigua un testimonio fuera de toda sospecha, del escritor oriundo de lengua francesa Michel del Castillo que en su novela –gran best seller en Francia y en otros países de francofonía (e inexplicablemente inédita en lengua española)- "Les étoiles froides", se hace eco de los desmanes de las milicias obreras (mayormente anarquistas) sobre la población civil de la que se verían victima allegados de uno de los protagonistas, trasuntos literarios todos o casi todos ellos a no dudar de familiares del autor de la novela, de un innegable corte auto biográfico.
Una de las víctimas lo seria la hija menor de edad del matrimonio de la novela, testigo presencial (e inocente) de la incursión bestial de los milicianos en el domicilio familiar, de resultas de lo cual perdería la razón por el resto de sus días. La otra gran baza en el arsenal de guerra de propaganda de los vencidos del 36 en la historiografía sobre la guerra civil lo es el bombardeo por la aviación y la marina nacionales de la carretera Málaga-Almería en el momento de la toma de la ciudad por los nacionales (febrero del 37)
De desbandadas generalizadas –hasta alcanzar dimensiones de éxodo humano- no se dieron casos durante la guerra civil española más que en zona roja, mayormente en Málaga y en Cataluña –sin duda con la lección bien aprendida entre los militares del ejército nacional del Desastre de Annual, quince años antes-, del bombardeo de civiles huyendo las zonas de combate, se puede decir en cambio que fue la regla de la guerra civil por parte de la aviación roja los primeros meses de la guerra hasta que acabaron perdiendo el control del espacio aéreo, transcurrido el primer años del conflicto. Y que acabaría siendolo -a una escala (mundial) incomparablemente mayor en el bando aliado en la fse final de la Segunda Guerra Mundial, en Dresde y en Hamburgo, en Hiroshima y Nagasaki.
Y se puede decir del bombardeo célebre aquel que fue una fatalidad más en la historia de la guerra asimétrica, que es lo que fue en gran parte la guerra civil española en su primera fase -1939/1939- y en lo que se convertiría sustancialmente durante décadas de posguerra (hasta nuestros días) Unidades de un ejército regular como lo fue en sustancia el ejército en zona nacional enfrentadas a un ejército popular -por propia definición- que no distinguían (porque no sabían o no querían) entre combatientes y población civil como ocurrió durante la marcha de la columna del Ejercito del Sur a través de Extremadura, el caso de Azuaga por ejemplo –situada en un altozano- donde mujeres y personas mayores se vieron convertidos en escudos humanos antes el avance de las tropas de Yagüe. La guerra civil dividió a Andalucía más si cabe que el resto de las regiones españoles –con la excepción tal vez del Aragón y del País vasco.
Y en la medida que Podemos viene insidiosamente a re encender nuevos episodios de la guerra civil interminable, es lógico que en Andalucía se les reciba de uñas, por los mismos sectores nota bene del cuadrante político ideológico en vigor a escala del resto de España que en otras provincias y regiones habrán venido abriéndoles tantas puertas. Como lo ilustra el clima de hostilidad que habrá rodeado –de lo que dan constancia incidentes en extremo ilustrativos- al nuevo acalde de Cádiz (marca Podemos) los primeros momentos tras su nombramiento, que habra obligado al interesado a suavizar sus posiciones por no decir a echar marcha atrás en temas por ejemplo relacionados con las cofradías de la semana santa.
¿Andalucía tumba del anti-fascismo (nueva imagen, léase en versión indignada)? vivir para ver fantasmas míos
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