martes, enero 13, 2015

PODEMOS Y LA SOMBRA DE BLAS INFANTE

Blas Infante (a la izquierda en la foto) durante su peregrinación a un alto lugar del islam marroquí en 1924, tres años después (nótese bien) del desastre de Annual y dos antes del desembarco de Alhucemas. El (llamado) padre de la patria andaluza fue un integrista islámico con décadas de adelanto, en versión española. Por eso no es de extrañar que su figura se cierna en uestrros días sobre el movimiento indignado español que gravitó desde la eclosión del 15-M en torno a las primaveras árabes. Turismo juvenil -en los países del Magreb y del Oriente Medio- y hachís, claves principales de explicación de la genealogía del 15-M y de sus secuelas (como la del surgimiento de Podemos)
A los de Podemos se les vuelve a ver el plumero. Se insurgen ahora por boca de una de sus eurodiputadas contra las medidas anti-terroristas que se están gestando a nivel de la UE tras la matanza de Charlie Hebdo. Casi en simultáneo otra de sus dirigentes, andaluza, acaba de hacer pública una propuesta contra la Semana Santa andaluza por donde además de esgrimir la ley del embudo entre el islam –léase el integrismo islámico- y la confesión mayoritaria de los españoles, vuelve a asomarles el plumero guerracivilista.

La persecución religiosa fe un capitulo inseparable de la historia de la guerra civil en zona roja, y se podrá estar o no de acuerdo con un pasar página de aquel capítulo tan trágico y luctuoso de la historia de la guerra civil, no es óbice que la historia es la que es, está ahí, y se cruza fatalmente en la verdad oficial sic) que los guerracivilistas de izquierdas –de Zapatero a Podemos pasando por el 15-M- reivindican, y no se ve bien cómo podrían hacer tragar un gazapo tan considerable y voluminosos al conjunto de los españoles.

Verdad oficial (única) sobre la guerra civil significa algo inseparable del programa de ruptura –democrática y anti-democrático según se mire- que propugnan los de Podemos, para el caso de que pinten oros y copas para ellos en próximas citas electorales como así se lo prometen cierta encuestas y sondeos (en Grecia como en España) Y esa ruptura pasa por la criminalización del pasado de los españoles en el capítulo religioso. Por donde se hace notar el revoloteo nervioso entre sus filas –como un espectro escurridizo- de la sombra de Blas Infante padre del andalucismo, y uno de los iconos martiriales (como García Lorca) de la izquierda guerracivilista española.
Pintada aparecida en una mezquita de Jaén –capital del Santo Reino- tras la matanza de Charlie Hebdo. Lejos de ser un incidente trivial o anecdótico –como lo pretenden tanto los medios como los directamente afectados- es sintomático (y preocupante) del problema que plantea de cara a un futuro más o menos a largo plazo la aparición de guetos musulmanes al Sur de Despeñaperros. Por esa ensoñación febril y obsesiva del conjunto del mundo musulmán hacia el Andalus –para ellos toda España y más allá de los Pirineos- aunque solo sea (…)
Blas Infante –al pan y al vino vio- fue un integrista islámico con décadas de adelanto, en versión español (y andaluza) Veía la historia de España como un guerra de razas, que me diga un cuento de buenos y malos en el que el auténtico pueblo/español según él lo eran los moriscos y sus descendientes y antepasados aborígenes (de la Península) y todo el resto una casta (sic) dirigente extranjera (léase visigoda) Para él los árabes no invadieron nunca España sino que al contrario el periodo de dominación islámica no vino a ser como quien dice más que una vuelta a las raíces de una España semítica, berebere, e islamizante o islámica sin saberlo, con varios siglos de adelanto.

Fue fusilado en los primeros meses de la guerra civil del 36 tras verse condenado en consejo de guerra sumarísimo, y su caso es perfectamente comparable –y que nadie se rasgue las vestiduras- al de los dirigentes de los hermanos musulmanes contemporáneos, condenados los últimos tiempos en sus respectivos países a las penas mayores por incitación al odio y a la violencia, y en el caso de Blas Infante al separatismo en la medida que defendía una visión separatista léase excluyente –y de signo andalusí- de nuestra historia.

Sé que algunos no lo ven así, que incluso en el seno del catolicismo y en el estamento eclesiástico goza de devotos incondicionales como el padre Enrique Iniesta (un respeto) de la orden de los Escolapios al que tuvimos de profesor en el bachillerato -aunque nunca los de mi grupo- del que circula una foto en internet posando con aires devoto frente a una efigie del padre de la patria/andaluza. Del que cuentan que tuvo su camino de Damasco (islámico) en un viaje que hizo Galicia donde se sintió tratado con desprecio por andaluz por los gallegos. Y al afrenta le resultó tan insufrible que decidió cambiar de patria y de religión al mismo tiempo. No era –entre paréntesis- precisamente un don nadie, Blas Infante, notario de Coria, una localidad sevillana importantes, en los años de la Republica.

Su viaje a la Meca no llegó tan lejos aunque le hizo cruzar por cierto el Estrecho como no podía menos. Fue -un dato cronológico todo menos anecdótico- en 1924, en lo más hondo de la vaguada que atravesamos los españoles a seguir al desastre de Annual, dos años antes (nota bene) del desembarco de Alhucemas, lo que es lo mismo que decir un momento de profunda depresión nacional donde el honor colectivo seguía en entredicho entre españoles y donde la estrella o la luna creciente del islam gravitaba con fuerza –sin duda más que nunca en nuestra historia reciente- sobre cierto españoles de lo de una memoria histórica o una conciencia más flaca y caediza de los propios orígenes, que en el resto de sus compatriotas.

Del viaje aquel Blas Infante quedo retratado para la posteridad en compañía de un morabito de gran altura (y volumen) y de una expresión un tanto feroz en el semblante. A su lado, el notario filo anarquista andaluz (o andalusí) ofrecía la imagen perfecta del converso (obdeinte y sumiso) Y lo mismo que él, la sombra de un islam andalusí se proyecta fatalmente sobre todo el movimiento –o movimientos como gustan decir en plural sus partidarios- de indignación social, que haría eclosión con el 15-M, de los que los principales líderes que fueron surgiendo como hogos –y tan efímeros a la vez- lucían todos o casi todos una inconfundible barbichuela islámica como la que sigue luciendo Alberto Garzón, líder carismático entonces del 15-M en Málaga.

La pista turística del Yemen esta sin duda mal explorada pero es un hecho innegable la afluencia inusitada de jóvenes españoles en aquel país de mil y una noches, teatro principalísimo de las primaveras árabes, en los tiempos que inmediatamente precedieron a al estallido de aquellas como lo ilustraba un artículo de 2010 en el diario el País que me mereció una entrada -por cudenta de la pasión/española, léase andalusí, siempre viva enel mundo musulman- en el blog que mantenía yo entonces abierto en la blogosfera de Periodista Digital.

Turismo hispano (joven) en los países árabes, y hachís, el binomio evidente, sobreentendido, rodeado de espesos tabús, y vale lo mismo para el Yemen que para Marrakech que también tuvo sus estallido (abortado) de primavera/árabe. No creo en las meigas pero hay las, y no es nada trivial la pista yemení de los jihadistas responsables de las matanzas en Francia de la semana pasada, como la prensa francesa se habrá ocupado en sacarlo a la luz, que desvela los contactos de los principales protagonistas de la matanza con un líder yemení de Al-Quaeda.

A fuerza de bailar en la cuerda floja, los de Podemos pierden plumas, y se les ve el plumero al calor de la actualidad nacional e internacional más candente como habrá ocurrido ahora. Pronunciándose categóricamente contra el paquete de medidas propuestas conjuntamente por el PP y el PSOE contra el terrorismo jihadistas por tratarse de “medidas en caliente” que criminalizan (sic) la pobreza, las diferentes etnias y una religión concreta.

Mejor sin duda (para ellos) seguir endiosando a los "pobres" -sigan siendo pobres o no, mientan o no mientan ("lástima, señora, que los pobres mientan tanto" se le escapa a un personaje de Umbral, inmortales uno y otro- , criminalizando a los propios compatriotas y despreciando el pasado común de los españoles. Así no pueden pretender erigirse en alternativa de futuro, por mucho que les jaleen los medios y les sonreían ciertas encuestas

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