Un incunable, este librito de la pluma de Ramón Ruiz Alonso, escrito durante la II República. Una obrita no carente de estilo literario y con la que sustancialmente estuve de acuerdo cuando me la lei (de un tirón) hace ya mucho. El "obrero amaestrado" como le llamó injustamente José Antonio demostró poco amaestramiento en su vida y en su trayectoria (hasta en su muerte, autoexilado, víctima de la difamación y de la calumnia) Y de su libro, refulgía el principio (coroporativista) de la subsidiariedad correctamente entendido, que la iglesia tiró por la borda en el concilio vaticano segundo. Ni el nazismo alemán, ni el fascismo italiano, realizaron reformas agrarias confiscatorias. José Antonio y la Falange se equivocaban. Jérez y Cádiz (léase su bahía) eran un micro/universo, nada que ver con el resto de Andalucía"Muy querido Ceferino :
La angustia personal y moral, ‘el hambre y la miseria’ como has escrito tú, es lo que les vale a todo el sistema…/…Como se dice por varios, esta batalla es "todos los de abajo", contra "los pocos que están encima" Aplastando a los de abajo. Cosa que es, por lo menos, un genocidio contra la moral y el ánimo de todos y cada uno de los componentes de un pueblo: el Pueblo Español. Que es el depositario de España hoy, aquí y ahora a través de cada uno de nosotros que somos víctimas del expolio genocida del sistema. Ese sistema de la transnacional capitalista financiera que tú entiendes mejor que yo.
Un abrazo con el corazón. POR LA REVOLUCION ESPAÑOLA. ARRIBA ESPAÑA.”
He reproducido in extenso ese comentario anónimo (bajo seudónimo) a un reciente análisis de Ceferino Maestú sobre la situación de la economía española porque me parece un corolario elocuente que excusa de cualquier otra apostillas o comentario. ¿Un individuo en estado de ebriedad? ¿Un iletrado que lo tiene crudo (lo menos que se puede decir) con las reglas de la sintaxis y de la gramática? ¿Un obseso, un enfermo que razona disparatadamente y dice (mayormente) disparates? Ni lo uno ni lo otro, porque por las trazas aunque sólo sea me parece saber de quién se trata. Digamos más bien una (pobre) víctima de su propio sistema –como un corsé mental o una cárcel interior- de valores o de pensamiento.
El genocidio (sic) al que se refiere al comentarista anónimo a tenor del artículo que aquí vengo a abordar del nonagenario falangista disidente es sin lugar a dudas el del sistema capitalista que sería así genocida por propia definición, en una ilustración cegadora por lo ilustrativa y elocuente de la doctrina de la que ya me ocupé –que el nuevo papa franciscano (y jesuita) viene predicando un día y otro también, desde su ascenso al pontificado- del capitalismo intrínsecamente perverso una especie de versión posmoderna de la doctrina pontificia –plasmada en la encíclica Divini Redemptoris de Pio XI- de la perversidad intrínseca (sic) del comunismo (ateo)
Perverso, y genocida, el capitalismo (en lugar de aquel), en la lógica de este admirador o devoto (con disfraz) de Ceferino Maestú que le añade además a las denuncias del magisterio pontificio ese grano de sal de la crítica anti-capitalista joseantoniana –del José Antonio del Cine Madrid-, a un sistema (capitalista) cuyo desmontaje le parecía "la tarea moral mas urgente" de su época. Los muertos que vos matas gozan de buena salud. José Antonio murió (asesinado), el comunismo se hundió, y entre altos y bajos, tormentas y bonazas y crisis y burbujas (financieras) y tsunamis o sacudidas sísmicas consecuencia de aquellas, el capitalismo se porta bien, o digamos que como siempre, desde los tiempos de la revolución industrial, al alba de los tiempos modernos. En su análisis, Ceferino Maestú economista de formación y periodista de profesión durante muchos años –antes y después de la muerte de Franco- trata por todos los medios de desacreditar el balance (moderadamente) optimista del presidente del gobierno en sus últimas comparecencias ante los medios antes de irse de a vacaciones.
"No se ha inventado otra forma de supervivencia que la creación personal" escribió Umbral. ¿Signo en él de liberalismo (económico)? Como sea, la confirmación de esa maxima umbraliana la aportó sin duda con su vida Domnique Venner que sin transigir nunca en lo más minimo en lo referente a sus posturas y convicciones -como lo probaría con su muerte- conseguio sobrevivir y vivir digna y decentemente -él y los suyos- del fruto de su actividad editorial, de sus libros y sus escritos. Una aplicacion del principio de subsidiariedad (en version moderna o posmoderna) del que la iglesia católica acabaría renegando en el concilioY la cifra/argumento que sin duda más impacta del análisis de aquel lo sea tal vez esa –de la que no se especifica la fuente en modo alguno- de las setecientas cuarenta mil quinientas (740.500) familias carentes de cualquier tipo de ingresos, ni siquiera de una subvención del tipo que sea. Y a fe mía que una cifra así, sin más, lanzada como un adoquín en medio del mar que los franceses dicen, impacta e impresiona. Y más aún sin duda a los que por una razón u otra se sienten en la cuerda floja en el plano social o laboral y en manera alguna exentos del peligro de acabar deber contándose entre aquellos.
Factores del orden de lo política o económicamente incorrecto no obstante y que como tal excusan, se dirían, de mención en la mayoría de los análisis (como el que nos ocupa), a saber la economía en negro, el colchón familiar, -mucho más importante o relevante en los países (europeos) del Sur por razones culturales y de la idiosincrasia propia a todos y cada uno de ellos-, y también las redes de ayuda social que en España al contrario que en la mayor parte de los otros países europeos -que se ven dotados (lo que en España no es el scaso) de instituciones plemanmente funcionales y operativas de asistencia/pública (...)- siguen monopolizando las instituciones de orden eclesiástico (como Caritas, y la redes parroquiales de las iglesias locales, tan importante o más que aquella), brillan por su ausencia en el análisis del casandra joseantoniano que aquí nos ocupa.
A los que habría que añadir la particularidad española propiamente estructural en materia de vivienda. Un motivo de orden psicológico se me antoja perfectamente perceptible no obstante, en esa aprensión e insistencia de algunos, como la que se deja traslucir en el análisis y comentario que aquí se abordan, frente a esa masa flotante –y errante como un buque fantasma- de las familias sin recursos (declarados) de ningún tipo. Y es algo sin duda difícil de definir y de circunscribir, mezcla de aprensión y de complejo de culpa en algunos ante un fenómeno que se les antoja inédito y que no lo es en modo alguno.
La Revolucion Nacional del Mariscal Pétain hizo hincapié en el apego a la tierra, en la revidicacion de los valores del mundo rural. "La tierra no miente", era una de las divisas del régimen de Vichy. Una política inspirada en ideas corporativistas. Sin confiscaciones. La realidad rural y agraria del Sur de España (la Mancha, Extremadura y Andalucía) no tuvo ni tiene equivalente en el resto de Europa. El señorito terrateniente de una manera u otra no dejaba de ser un vestigio histórico de los nobles medievales que habian llevado adelante la ReconquistaEsa masa flotante de familias sin/ingresos (de ningún tipo) no es de ahora sino que viene ya de antiguo, desde los tiempos de la transición incluso, que traería consigo la aparición y emergencia de nuevas clases sociales y como una secuela fatal el desclasamiento y declive de otros a las que aquellas venían a reemplazar de una manera u otra. Y que se caracterizaría sobre todo por la aparición –en simultáneo con esa nueva clase a la que aludo- de nuevos tipos o formas de economía subsidiada, o en otros términos, de una nueva casta del tipo laboral (y sindical) que gozaban en lo sucesivo de posiciones consolidadas en la escala social (jerarquizada) de la España de la democracia y en el mercado de trabajo.
Y lo verdaderamente explosivo –por los niveles de conmoción y de alarma social que la acompañarían- de la crisis financiera que trajo consigo a nivel mundial la explosión de la burbuja financiera del otro lado del Atlántico lo fue que por primera vez desde los tiempos de la transición política –a España me refiero-, esos sectores de economía subsidiada (y saneada) se verían afectados y puestos en situación de precariedad potencial de la noche ya la mañana, o a la intemperie o al borde de ella o solos ante el peligro o en primera línea, como quien dice, del frente de la necesidad y de la precariedad o en el umbral de la la pobreza .
Y así, cuando alguien tan fuera de sospecha como el lider de Podemos –hijo de una destacada sindicalista, y abogados laboralistas ambos, su padre como su madre- habla del sufrimiento (sic) al que vinieron a dar expresión “los movimientos” (como él los llama) –a saber el 15-M y asimilados-, sin duda que refleja acentos de sinceridad innegable en su denuncia, que no dejan de adolecer no obstante de un toque inconfundible a alegato “pro domo”, a un curarse en salud ante un problema que habrá afectado de golpe a unos, a unos sectores, (mucho) más que a otros.
Un ejemplo -curándome yo también en salud de que se me pueda reprochar de irme por las ramas- lo es el de la vivienda. El sistema de alquiler es la regla en muchos países de Europa. No es el caso de España por razones complejas y largas de explicar (en parte históricas) La crisis financiera y la oleada de desahucios –una de sus secuelas más ruidosas y escandalosas- pondrían sobre el tapete esa realidad española en materia de vivienda y de alojamientos un tanto atípica comparada a las de otros países. Así algunos (¿muchos, pocos?) que hace treinta o cuarenta años –me refiero a sus progenitores- vivían con estrechez y zozobra grandes, ascendieron o subieron socialmente en las últimas décadas como la espuma (nadie se lo reprocha), por su cuenta y riesgo no obstante, y nunca mejor dicho.
Y así, de acabar viéndose propietarios de viviendas más que aceptables y en muchos casos no de una sola (ni de dos a veces), a encontrarse de golpe bajo la espada de Damocles de la amenaza del desahucio o de encontrarse en la puerta de la calle, ellos y los suyos, lo patético y lo doloroso de la situación era innegable, pero sigo pensando que la mayoría de los casos configuraban una situación atípica –en comparación con otros países- y propiamente española (…) Y alguien como Ceferino Maestú tan estrechamente ligado de antiguo a la casta sindical y laboral hegemónica que rige –de mano de hierro- entre españoles desde hace décadas (por más que les ataque a veces, en voz baja o de boquilla más que otra cosa), es lógico y normal que muestre una particular aprensión y un malestar psicológico propio e intransferible ante esa realidad fantasmática y a la vez insoslayable sin duda de las familias/sin/ingresos, entre los que por primera vez en décadas se encuentran quizás personas de su propio entorno –social o político, laboral o sindical aunque sea-, lo que le hace sentir por vía de consecuencia, el problema y la amenaza mucho más acuciantes y mucho más de cerca.
Los Lamamié de Clairac -de ascendencia francesa legitimista sin duda, como su nombre indica- fueron (y son) una gran familia que dio figuras destacadas en la II República, en la guerra civil y en la División Azul. El padre del que aparece en la foto, José Maria Lamamié de Clairac, diputado en las Cortes de la II República tuvo aquella frase célebre contra Giménez Fernández, el ministro democracristiano de la CEDA que propugnaba la ley de reforma agraria (y quería dar "la tierra al que la trabaja", léase a los energúmenos de la FAI) "Si su señoría sigue insistiendo en citarnos a los padres de la iglesia, sólo va a conseguir que nos hagamos cismáticos griegos" Y tenia razon, y en cierto sentido fue también profeta. El Requeté fue una de las últimas expresiones de la Iglesia del Orden, y los principios que defendia -algunos anacronicos y obsoletos y otros aún hoy vigentes- fueron tiradas por la borda en el concilio vaticano segundo.¿Por qué si no, no levantó la voz contra las injusticias e irregularidades y la corrupción innegable los años de Zapatero, y sólo se puso a hacerlo en voz alta a raíz de la eclosión del 15-M y de la movida de los indignados? Ahora en cambio -como lo hace a modo de rubrica o de colofón de su artículo-, Ceferino Maestú se pone a denunciar de nuevo el hambre (sic) y la miseria. Y a riesgo de atraerme de nuevo injurias graves como las que ya denuncié ante los tribunales -que por lo que se vio revelado en audiencia publica habían sido directamente motivadas por esa psicosis colectiva de hambre en algunos (en los medios azules, en concreto) que me parecía y me sigue pareciendo en la realidad española actual perfectamente desorbitada e injustificada-, me ratifico sin el menor escrúpulo en mis posturas.
No solo eso, me parecen sintomáticas en extremo –esa psicosis, esa aprensión- de esa fiebre endémica (de innegable raíz judeocristiana) que arrastran algunos de su herencia cultural (e ideológica), personal o familiar, y de la educación que recibieron sin duda desde su infancia. Y como un corolario inseparable a la vez de su mundo de convicciones intimas (ideológicas)
Moraleja: la fiebre subversiva judeo/cristiana (funesta y calamitosa), o el hambre y la miseria (sic) como coartada. Para poder seguir creyendo en sí mismos. En lo que escriben, y en lo que dicen. "Si Jesucristo no ha resucitado -escribió el auténtico fundador del judeo/cristianismo, inventor que me diga, Pablo de Tarso (como religion organizada, me refiero)- vana es nuestra fe”
Y si el hambre y la miseria en el mundo –y en concreto en España- no existiesen o hubiesen llegado a desaparecer o estuviesen en vías de serlo, para salvaguarda de la fe -política y religiosa a la vez- de algunos habría que inventarlas
Me ha gustado camarada. Ceferino Maestú se refería a la cooperativa de Mondragón (fundada por curas, por cierto) y malograda FAGOR, como modelo económico a imitar, y mira lo que pasó en FAGOR. El Padre Bergoglio a nadie escapa que es un populista que predica el buenismo mundial y la globalización de la fe cristiana. Pablo Iglesias (Pablemos) es un niño pijo que quiere ser super-casta y convertirse en un dictador del proletariado al estilo latinoamericano. Y termino con la respetuosa memoria de Dominique Venner, Francisco Umbral y José Antonio (algunos azules no hacen sino mancillar su nombre y su memoria ¿adrede?). Un cordial saludo Juan María.
ResponderEliminarAdenda: No confundir (no va por nadie en concreto) capitalismo en un mundo global (donde tenemos mercados financieros contaminados, mafiosos y corruptos), con liberalismo económico o libre mercado (donde el Estado apenas interviene en las trasacciones económicas o al menos no a través de lobbies de poder o empresas monopolios u oligopolios). A veces la gente confunde los términos liberalismo con capitalismo (sobretodo en los ambientes azules). Un cordial saludo.
ResponderEliminarSorpresa grande -y bienvenido-, Adán, de verte por estos pagos, ya lejos los tiempos de Periodista Digital donde me obsequiabas casi a diario con tus visitas. En esto estamos, camarada. Entra cuando quieras. Un abrazo y un saludo al viejo estilo, Adan
ResponderEliminarMuchas gracias por la bienvenida Juan María y un fuerte abrazo camarada.
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