Enrique Gustavo Grazi Susini, "el mono Grazi" (por rubio lo de "mono") Figura legendaria del moviento Tacuara. Acabó teniendo problemas hace dos años con la Viuda Negra y sus amigos, por cuenta de la llamada guerra sucia (anti-terrorista) Al "mono" Grazi lo habrán perseguido por "mono", más que por otra cosa en la Argentina criolla (mestiza) de la Viuda Negra. Tacuara -y que me perdonen ellos- eran jóvenes idealistas (filo/nazis) de origen europeo (emigrante) en su inmensa mayoria que se habían equivocado de país de destino en resumidas cuentas. Lo digo con el corazón en la mano (y con todas las consecuencias)“Día nacional del exiliado español en Argentina”, el 14 de abril a partir de ahora. Y dale. Se lo están ganando a pulso, se diría, los argentinos, el desafecto, la rabia –la bronca como los portugueses dicen- de los españoles. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra y no puedo a fe mía declarar ojos cerrados que no me haya dejado llevar nunca con los sentimientos que me invaden ante desplantes como ese que viene surcando las primeras planas de los medios desde ya hace tanto. La noticia concide con un aluvión los últimos días de noticias de reencuentros a cual más lacrimógenos de hijos “desparecidos” con sus familias biológicas de origen. ¿Hasta cuándo la pesadilla de la Viuda Negra? No tan negra –ni tan mulata- como su amigo Obama (del alma) eso sí que es cierto.
¿Racista yo? ¿Si no hago más que imitarles en su lenguaje? La gentuza, el populacho para los "argentos" son y fueron siempre los “negros”, los suyos me refiero. Sus “cabecitas negras”, que si los llamaban asi por algo seria, no desde luego porque se caracterizasen por su pelos rubio y ojos azules. Drama de identidad –racial (sic)- de la Argentina contemporánea, un pueblo de emigrantes europeos, a saber, compuestos de un vino de odres nuevos almacenado en los odres viejos del estado decimonónico independiente, saliendo a flote sobre la base de una rebelión mestiza anti-española.
Y por eso atrajeron y dieron la bienvenida a tantos emigrantes europeos, porque era (subliminalmente aunque sólo fuera) una forma de reemplazar (sic) y de denigrar o de afirmarse ellos mismos contra el pueblo que les hizo nacer a la civilización occidental en resumidas cuentas. Quino, el humorista de origen italiano una de las glorias de la Argentina contemporánea popularizó –no diría yo inmortalizar, eso no- un clisé de españoles emigrantes que pone los ojos en blanco a porteños y otros pobladores del antiguo virreinato del Río de la Plata.
La indiada, la negrada, y la gringada amargaron bien la existencia al pobre Nicasio Pajares -exponente de un "Noventayocho menor" (Umbral dixit)-, a su paso por las republicas del Plata. Y, por aquello sin duda que la venganza es un plato que se come frío, se desquitaría (y desahogaría) por escrito en ese y otros libros suyos. De titulo elocuente uno de ellos que exime de todo comentario, y del que le dejo la responsabilidad post mórtem, por supuesto. "Atorrántida"Un niño, Manolito, de pelo negro moreno y macilento y cejijunto y que no se distinguía -al lado de su alter/ego Felipe, de origen italiano (y rubio lozano y trigueño por supuesto), el otro amiguito de la (repelente) niña Mafalda-, por su ingeniosidad y por sus ocurrencias (a cual más infeliz) ni por una mente despierta y despejada que dijéramos No es de extrañar pues que algunos emigrantes (hispanos) acabaran de antiguo -al contacto directo con aquella memoria falsificada (y de renegados)- estallando en imprecaciones y maldiciones, como volcanes encendidos de cólera bíblica.
“Chusma vil, excremento asiático y africano, raza decrépita, inferior, cobarde y sanguinaria, que gracias al injerto poderoso de los porqueros extremeños y de sus seguidores habéis dejado de rascaros los piojos en lo alto de los cocoteros, a la sombra del ombú y en el interior de las tolderías; hez humana, pedantes xenófobos vacíos como cañas, literatos de leche aguada, pensadores de cartón piedra que exponéis en París con vuestro ridículo chaqué las plumas de vuestro espíritu; diplomáticos de circo, manada de vacunos y de cantores de la cosecha, de la ‘hasienda’ y de las ‘estansias’”
“Y asi hasta la extenuación”, comenta Juan Manuel de Prada que es de quien recojo esta cita –¡a mí que me registren!- de uno de esos autores menores –“un noventa y ocho menor” fue el calificativo que le merecieron a Umbral, mentor de aquel hasta algunos años de su muerte cuando se produjo entre dos aquella ruptura tan estrepitosa- de la bohemia madrileña del primer tercio de siglo XX, a los que De Prada habrá dedicado un título sabroso (y documentado)- alguien que había andado “galleando” (como él decía) de emigrante del otro lado del charco, con los ché/pibes, y que llevaba sus dosis bien completa, lo menos que cabe decir, de todo lo que debió tragar viviendo allí a tenor de lo que escribiría a toro pasado ya puesto a buen resguardo, de este lado del charco me refiero (…)
Exageraba -y caricaturizaba- por supuesto. Todos los argentinos no son así –ni en un plano físico ni en el psicológico tampoco-, ni mucho menos, pero cómo hacer la trilla que se impone, con ese nacionalismo (criollo) tan eruptivo y tan vitriólico que se diría que les posee llegado el momento a todos ellos. “El nacionalismo, una incógnita evolución”, léase el nacionalismo argentino. Ese era el título de una obra polémica (de la TFP) que me dio por ponerme por montera de muy joven y que me ganó enemistades -algunos hasta hoy se diría-, antes incluso de acabar arribando a la Argentina (a finales de la década de los sesenta) donde residí año y medio como aquí todos ya saben. Una obrita de argumentos sin duda hoy en gran parte obsoletos y que hace mucho que se me cayó de las manos es cierto.
Tacuara no fue como el metro de Madrid (por donde todo el mundo entra y sale) pero es cierto que acabó siendo una fuente de tránsfugas, mayormente hacia la izquierda. Por Tacuara pasaron destacadas figuras (mártires) del movimiento Montoneros como Dardo Cabo, de familia peronista (y declaradas simpatías franquistas) -que secuestró un avión en el 66 y plantó una bandera argentina en las Malvinas- y sobre todo, Fernando Abal Medina, verdugo del general Aramburu y hermano del hombre fuerte de la presidencia de la Viuda Negra; falangista en su adolecencia, de una familia (rara avis) falangista/joseantoniana, antes de que le pasara por encima la ventolera progre del concilio con el movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. (...) Antes de buscar pues franquistas del otro lado del charco, que la Kirchner empieze por casa, por debajo de sus faldasSu título no obstante sigue guardando algo de vigencia y de actualidad, llegado el caso como ocurre ahora. Porque es cierto que el nacionalismo argentino –más incluso que el resto de los nacionalismos hispanos del otro lado del charco- nos sigue planteando un problema (irresoluble) a los españoles. Argentina como problema, cabría decir parafraseando a Pedro Laín Entralgo, cabeza pensante según Umbral (y según él) de los “laínes”, léase de la minoría (desencantada) del 36 a los que se refería de aquella forma en su Leyenda del César Visionario. Umbral -entre paréntesis- sigue siendo una especie de espantajo literario del otro lado del charco.
El demonio en persona, hecho literatura que me diga, ya me di cuenta hace rato. Y es porque les devuelve sin duda una imagen colectiva de ellos mismos -de "latino/chés, léase de criollo/mestizos- en la que no se reconocen, lo mismo (calcadito) que nos ocurre a nosotros, lo que me ocurrió a mí siempre por ejemplo con el boom latino/ché (neologismo de su cosecha) de los sesenta. ¿Por qué si no no conseguí nunca hincarle el diente a Cortázar, ni siquiera un párrafo, lo confieso? No me ocurrió sólo con ellos no obstante, sino también con otros autores mas o menos al margen de la corriente aquella, como Borges, o como Leopoldo Marechal incluso, precursor literario (para muchos) del nacionalismo argentino, que algunos consideran el padre fundador del boom de los sesenta.
Argentina como problema. “Mi” problema dirán algunos, sin duda , el mío -dicho sea en mi descargo- y de muchos otros españoles. Y no hay mejor vías de solución o- o de cura (…)- que públicamente reconocerlo. El español es una idioma que nos pertenece por derecho de nacimiento, digan los que digan los prebostes de la academia argentina de la lengua, y de las academias “consortes” del otro lado del charco. Y si se lo digo a ellos en la cara me harían oídos sordos –como esa joven argentina (emigrante/titulada) que me cruzo a veces en Bruselas y que figuró sin duda entre los escandalizados por el alegato (encendido) en defensa del español de España, frente a la hegemonía injusta del español de América- que me permití a mi paso por la Universidad Libre de Bruselas (¡augusta señora!)
Entrevista el 31 de marzo de 1973 a poco de su vuelta a la Argentina (tras cuarenta años de exilio) de Perón con Franco -que no se fiaban ni un pelo el uno del otro (...)- en el Palacio del Pardo. A la izquierda de Franco, Héctor Cámpora, icono y referente de la izquierda peronista de la que procede la Viuda Negra, según dicen antigua montoneraPor eso se lo dejo por escrito, por si me quieren leer, por si acaba leyéndome esa joven a la que hago alusión más arriba que cuando me la cruzo en la calle aquí en Bruselas, como me ha ocurrido hace poco, se da la media vuelta para no tener que saludarme (…) Manos blancas no ofenden, en el sentido literal además en este caso, por tratarse de una argentina/europea (de un fenotipo fuera de toda sospecha) ¿Más europeos que nosotros los argentinos? Es posible, salvo cuando se ponen hablar en castellano, porque ahí se descubren, se delatan, y por eso tal vez lo prodiguen tan poco.
Al fin y al cabo ¿no se “emanciparon” acaso por cuenta “de la lengua y de la civilización francesa”? ¿Más listos que nadie, más “piolas”? Es posible, más franceses que los franceses –o más belgas que los belgas-, eso en canbio, lo siento por ellos pero no creo que lo consigan nunca. Por mucha mano que tenga en la Casa Blanca la Viuda Negra. ¡Perón, Perón, mi general, qué grande sós! (¡qué listo y qué piola!)
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