jueves, junio 19, 2014

FELIPE VI Y EL YUGO Y LAS FLECHAS

El monarca cesante, con el actual conde de Godó propietario del diario la Vanguardia de Barcelona (anteriormente "La Vanguardia Española de Cataluña") Con esos amigos para qué queremos enemigos, y con amigos (y cortesanos) así el nuevo rey no puede esperar salvar a Cataluña para España. Por muchos gestos de apaciguamiento que haga. ¿Un rey contra la nobleza? ¿La nobleza contra su rey (en Cataluña) ? Ejemplos a seguir (de lo más claros) los tiene el monarca que acaba de verse proclamado tanto en la Historia de Francia como en la de España. ¿Tendrá la voluntad de imitarles? Cabe apostar que no le quedará otra alternativa
No nos habrá gustado a algunos -mucho o pocos- el detalle de la eliminación del yugo y las flechas en el escudo del nuevo monarca Felipe VI. Como el enésimo intento de superación de la guerra civil -¿tan vano o inútil como tantos otros?- se podría ver, sin duda alguna. Algunos no obstante jme temo que lo vean más bien como una bofetada a la memoria de los Reyes Católicos, que lo añadieron a su escudo, como atestiguaba -según lo consignó en uno de sus escritos de los años de la República Rafael Sánchez Mazas- torre medio derruida (que la ostentaba en su fachada) de Catellammare del Golfo -cerca de Palermo-, del tiempo de la presencia española en Sicilia (...)

¿Hay motivos para verlo en cambio como algo más o algo distinto? ¿Como una tentativa de revisión histórica por ejemplo de aquella época, del reinado aquél? Me explico. Los Reyes Católicos tienen en su haber -entre otros muchos logros- la terminación de la Reconquista y la culminación (en su tiempo) del proceso de unificación de España.

Dile al justo que todo está bien, reza la biblia canónica, y en cierto sentido se puede decir que las figuras (augustas) de aquellos soberanos españoles -y en particular la de Isabel católica- tiene algo de intocable por lo arraigados en la memoria histórica de los españoles. No es óbice que en el balance de su reinado cabe hace constar que aquella unidad peninsular quedo (hasta hoy) incompleta en la medida que faltó Portugal a la cita -una de las naciones (medievales) de la España de los cinco reynos de la Reconquista- como no dejo de hacerlo observar en una de sus obras el historiador marxista francés Pierre Vilar (del enemigo el consejo)

Y por lo que al balance histórico de la dinastía que hizo posible el reinado aquel, los Trasmatara, se refiere, no se ve como disociarles o disculparles o exonerarles de aquella ausencia ruidosa de Portugal en el proceso de unificación española, como una secuela más o menos remota de la guerra civil castellana, en la que Portugal estuvo del lado de los vencidos, me explico en el bando del rey legítimo (por muy cruel que fuese y por muy mala prensa que arrastrase desde entonces en la memoria colectiva)
¿Cruel o Justiciero? ¿Legítimos o usurpadores -en su origen- la dinastia (de los Trastamara) que le seguiría gracias al apoyo decisivo del rey de Francia? Ni la memoria colectiva ni la historia ni la historiografía -ni la literatura- lo zanjaron nunca de forma defintiva ¿Un viaje inciatico y colectivo pues en lo más hondo de nustra memoria en ese (y otros) episodios tan trágicos y tan decisivos de nuestra historia como ese, el que se nos exige ahora a los españoles -incluido el nuevo monarca Felipe VI-, de cara a los desafíos -uno de ellos sobre todo- que se nos presentan en estas horas difíciles por las que atravesamos los españoles (sobre todo del lado de Cataluña)?
Monarquía, secundum quid. Lo dije y lo mantengo. Y a fe mía que me da la impresión tener que explicarme tal vez de nuevo en atención de algunos, de la natura exacta de mis sentimientos y de mi postura exacta en el tema. Por el reto (magno) aunque solo sea que me plantean -a mí y a muchos españoles- alguno cortesanos de la corte del anterior monarca que seguirán teniendo acceso -me figuro- a la formación de la nueva corte a la que asistimos. Un rey sin cortesanos a la medida de aquel rey justiciero que al decir de Claudio Sánchez Albornoz fue la última vez en nuestra historia que el pueblo llano siguió -con pasión y con rabia (sic)- a su soberano (...)

¿Será capaz de desafiar el nuevo monarca Felipe VI en el nombre de la memoria más antigua de la monarquía española a sus cortesanos -nobles o plebeyos- del lado sobre todo de Cataluña? De ello depende la integridad y el futuro de su reino, ya creer a un editorial certero y clarividente del diario Le Fígaro en su edición de hoy, el futuro de Europa

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