En un comentario a un análisis bajo un prisma ideológico del fenómeno de las redes sociales y de internet en el marco de un informe sobre la "extrema derecha" publicado por entregas en Minuto Digital me he permitido el recordar mi intervenciones regulares ininterrumpidas, a diario en la red desde hace ya más de diez años, a través de foros de opinión en un principio -donde intervine siempre con nombre y apellidos- y posteriormente a partir de agosto del 2005 en este blog que tuve interrumpido casi cinco años, desde octubre del 2008 por mi intervención en la blogosfera de Periodista Digital -a titulo absolutamente benévolo y a diario- hasta que fui dado de baja el pasado doce de septiembre sin motivo aparente, al día siguiente de los incidentes de la librería Blanquerna en Madrid, cuando publiqué en mi blog "Las crónicas de Juan Fernández Krohn" un artículo solidarizándome sin tapujos con los protagonistas del acto de protesta anti-separatista y en defensa de la Unidad de España, actuando dentro de la Plataforma de la España en Marcha.
Fueron más de mil quinientos artículos -en el pleno sentido de la palabar no simples esquelas o apostillas o billetes más o menos escuetos y todos aquí sin duda ya saben a lo que me estoy refiriendo- los que publiqué en l blogosfera de Periodista Digital -por cuenta de mi blog "Las crónicas de Juan Fernández Krohn"- y confieso que les daba ya (casi) por perdidos después de haber recibido un silencio cuasi administrativo por sola respuesta a mi pedido de poder recuperar los artículos de mi blog desactivado.
Cuando -oh divina sorpresa- por aquel principio de física cuántica y también de la filosofía escolástica que nada se pierde y todo se conserva, he podido recuperar una buena parte de aquellos artículos que ya daba, en lenguaje de lingüistas por textos perdidos (o abandonados) Y espero todavía de una manera u otra poder recuperar el resto.
Entre los que acabo recuperar figura uno, publicado en la blogosfera del periodista Digital con fecha de O de octubre de 2012 -sobre la figura de José Antonio- que se reviste de particular importancia en la medida que me siento con motivos fundados y fehacientes de ver en él el detonante de los ataques de los que me vi objeto y que acabaron llevándome delante de los tribunales.
Aquí lo dejo a la apreciación del lector tal y como se vio publicado entonces sin cambiar ni una jota, por más que esa claro para mí que en temas particularmente neurálgicos -en el plano ideológico e histórico como el que en ese artículo se aborda- no puede ni debe excluirse lógicas evoluciones por razón de fuerza mayor como quien dice, y si está claro que no me retracto ni me desdigo ni una jota de lo que escribí, artículos posteriores publicados en este blog dan cuenta de forma más fiel y exacta de mi postura actual, tanto con respecto a las figuras de José Antonio como a la de Franco.
Y lo recojo aquí sobre todo en guisa de testimonio y de jalones indispensables en la larga marcha en pos de la fundación de una Nueva Falange que sea como un resurgir de Ave Fénix de aquella Falange heroica aquella de los orígenes., y que asuma toda su historia y su pasado en bloque, sus victorias y sus derrotas, como sus éxitos y sus fracasos. Que así sea
---------------------------------------------------------------------
SIETE LLAVES AL SEPULCRO DE JOSÉ ANTONIO (Periodista Digital, 8 de octubre del 2012)
Me veo envuelto a mi pesar en una nueva polémica desde hace varios días, por cuenta de la figura de José Antonio, de su obra y de las circunstancias -¡aparte de mi ese cáliz!- que acompañaron y rodearon las últimas semanas de su vida hasta el instante mismo de su muerte. Soy consciente de estar tal vez (sin querer) reabriendo de nuevo heridas, o rozando o hurgando (sin querer tampoco) cicatrices no curadas del todo. La prueba me la ofrecen los mensajes de uno de mis lectores, joven o muy joven a todas luces, escandalizado y sin duda herido en sus convicciones íntimas -e indignado (...)- de lo que dice él que insinúo en esa crónica mía por la que parece venir el escándalo ahora. Y a modo de broche del juicio (y sentencia) que le merezco -yo o lo que yo escribo- me opone el testamento de José Antonio, incluido en sus obras/completas. Nunca me decidí a abordar de lleno esa pieza tan fundamental de la hagiografía (iconográfica y martirológica) que tanto habrá inspirado a incontables partidarios (y devotos) de la figura del fundador de la Falange a través de los años desde el momento de su muerte. Y lo hago ahora en legitima defensa, del juicio a mis intenciones que este lector y a sus ancas sin duda muchos otros amenazan con abrir por cuenta mía, en su foro interno aunque solo sea. Y no sólo: porque a fe mía que lo que me mueve sobre todo en esta polémica es un impulso irresistible sobre todo buscando levantar la hipoteca que pesa y gravita sobre el futuro de los españoles desde hace ya un buen rato, en la situación de crisis y de deterioración creciente de la paz social y de riesgos de desmembramientos por la que atravesamos. Siete llaves al sepulcro del Cid decían -sin duda nada ecuánimes- los regeneracionistas de hace siglo y medio (catalanes o no catalanes) Otro tanto desde luego se merece "a fortiori" el sepulcro de José Antonio.
¿Y el de Franco?, me replicaran tal vez aquí (airados) algunos? Sin duda, pero Franco esta ya enterrado y bien enterrado -donde está (...)- por mucho que algunos intentaran en vano desenterrarlo en los años de Zapatero, José Antonio en cambio sigue vagando como un alma pena sobre la política española, se diría que nunca tanto como ahora. Porque la carga mas neurálgica y secreta del mensaje subliminal o mas o menos explícito que habran venido difundiendo los "indignados" desde el pasado año se lo ofrecía a no dudar el núcleo irreductible de una vulgata joseantoniana (de izquierdas) diseminada o difuminada en la cultura política e histórica e ideológica que se vieron trasmitida generaciones y generaciones de españoles en la posguerra, antes y después de la transición política (a la muerte de Franco) "¡Ojalá fuese la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles!" Una frase que va y viene de forma insistente, lancinante incluso -por la carga sutil de culpabilización que arrastra sobre todo- en la retórica polémica de algunos falange/auténticos. Y es en la medida que José Antonio se erige en ella en víctima propiciatoria -como un Alter/Christus- de una guerra civil de la que tanto en su testamento como en sus declaraciones al tribunal y en sus últimos escritos parecía directa o indirectamente estar asumiendo una responsabilidad (culpable) cualquiera, en su incubación como en su desencadenamiento. Como lo anuncia o insinúa ya además en un párrafo que precede en los inicios de sus testamento. "Que esa sangre vertida me perdone la parte que he tenido en provocarla" En otros términos, ni los unos eran tan inocentes ni los otros tan culpables: una frase pues que en el contexto de una guerra civil a todo arder en aquellos momentos no podrá interpretarse más que como un desmarcarse de sus propios seguidores alistados y movilizados masivamente en uno de los dos bandos en liza, y como un renegar del Alzamiento que él había ayudado -tan eficaz y decisivamente- a desencadenar, en resumidas cuentas. Como lo ilustran y confirman otros datos y textos contenidos en sus papeles póstumos y no dejaron de denunciarlo algunas figuras de destaque del bando nacional durante la guerra civil.
Una porción considerable de su declaración testamentaria la dedica aún José Antonio a dejar consignada por escrito la apología en propia defensa y del movimiento del que pasaba por fundador que había pronunciado ante el tribunal/popular (o simulacro del mismo) que le había juzgado y condenado a muerte. Y no se puede evitar una impresión penosa e irremediable de ingenuidad cuando evoca la reacción que le parecían producir sus palabras entre sus oyentes, una asistencia ganada unánimente a la causa de sus jueces y verdugos (¿como cabria imaginar siquiera lo contrario?) Su alusión por ejemplo a las caras que "se iluminaban" Un "alumbrado" de escasa duración, me reconocerán aquí algunos. ¿Donde se oyó o leyó si no, en la tradición historiográfica oral o escrita de la posguerra, que se produjera en en el conjunto de la zona roja ni el menor asomo de protesta por la ejecución de José Antonio, ni circunscribiéndole tan solo a Alicante (a sus alrededores) tan siquiera? ¿No seria mas bien, esa simpatía que José Antonio creía leer en los semblantes, un recrearse (malsano, y cómplice) en la triste figura de indefensión que el acusado, sentado en el banquillo, fatalmente les ofrecía, acentuada además por lo que no podía interpretarse mas -por el tono y por el contenido (su profesión de fe "democrática" por ejemplo)- que como unos propósitos francamente claudicantes (y vergonzosos) de su parte? Otra porcion considerable de su testamento la dedica José Antonio a tratar de rectificar y de paliar o neutralizar los efectos de su entrevista concedida o publicada el 3 de octubre del 36 (mes y medio antes de sus muerte), al corresponsal del diario norteamericano "Chicago Daily News" que se traduciría en uno de los golpes más contundentes a favor del bando republicano en la guerra de propaganda que trajo consigo nuestra guerra civil, y en las que el fundador de la Falange aparecía afeando la conducta y actitud de sus partidarios y desmarcándose del Alzamiento.
El mal no obstante estaba ya hecho, porque cuando José Antonio redactaba su testamento, la matanza de Paracuellos ya se había visto consumada, en la que cayeron miles de partidarios suyos -muy jovenes ensu gran mayoria- alistados y movilizados a favor del Alzamiento creyendo seguir de buena fe sus consignas y órdenes e instrucciones. Una tragedia en la que la guerra de propaganda tuvo sin duda mucho que ver, y en particular uno de su capítulos más cruciales, como lo fue la difusión mundial del reportaje incendiario sobre el tema Badajoz -calumnioso (y fantasioso), partidista y beligerante- de ese mismo corresponsal norteamericano, Jay Allen autor de la entrevista a José Antonio poco antes de sus muerte. José Antonio termina su testamento perdonando ...y pidiendo perdón, lo que en una óptica religiosa (o confesional) se explica sin duda, pero que no habrá dejado de gravitar tampoco -¡y de qué peso!- en la polémica envenenada que habrá conmocionado a los españoles durante los años de la era Zapatero sobre la memoria histórica. Un guiño en busca del perdón de sus jueces? Parece confirmarlo desde luego el tono sereno y confiado en apariencia, que refleja en su conjunto el testamento de José Antonio. Porque no creo que sea temerario ni calumniosos el aventurar que ello se debiera en parte a la seguridad que parecía tener el jefe de la Falange en un indulto que al final no le llegaría. Sus amigos republicanos -y socialistas- le fallaron a todas luces en el último momento
Recomiendo a quienes creen en la mistica falangista, que alguien encontró paganizante, que lean el ultimo post de www.laresouestadeeuropa.blogspot.com
ResponderEliminarAqui quiero recordar aue dl genial autor de El Señor de los Anillos, Tolkien, era católico, a la vez que su obra, como la de Wagner, es un canto gloriosa a la Mitologia Nordica.9
Obviamente el enlace es
ResponderEliminarwww.larespuestadeeuropa.blogspot.com
al margen de estar o no e acuerdo con su filosofia... es un blog casi único en su género.
Le eché un vistazo el otro dia, Julio. Cofieso que me extraña un poco, por las posturs tan ruidosas que se defiende n en ese blog que se le haya pasado el 125 naviersazrio del nacimiento del Innombrable (léase Adolfo Hitler) el pasado domingo 20 de abril,que algunos en cambio mas avizor han recordado en la red
ResponderEliminarEn otro orden de cosas, est circulando de nuevo en las ultimas horas el rumor que nacio el lunes que Fidel Castro habia muerto o estaba en las utimas.
¿Se sabe algo nuevo?