miércoles, noviembre 27, 2013

ANTI-CRISTIANO Y ANTI-CATÓLICO


Acababan de dejar atrás las murallas de este mundo. Mercurio señaló unas letras sagradas sobre el frontispicio en llamas. "Nada ocurre en el universo que no se haya visto ya antes prefigurado". Critón leyó de corrido. "Un Cristo hebreo vendrá al mundo a rescatar al esclavo y tras deponer a los poderosos de sus tronos, pondrá a los peores por encima de los mejores, para que así su gloria se vea cantada en la vida eterna" 

Critón para los griegos significaba un espíritu recto y justo. Por eso se sintió afligido ante la predicción aquella. Le pareció entrever una edad de hierro. Le pareció divisar de lejos unos tiempos donde el hombre, dueño de sí, reducido a las únicas fuerzas de su propia virtud se pondría a vagar escurriendose sólo y mudo entre sombras sobre la tierra. Su razón presa de indignación le abandonó unos instantes. Y como un bárbaro en estado de embriaguez se perdió en imprecaciones. Pero justo a seguir se repuso, avergonzado.../...

.../..."Disculpa, dulce Mediador, que me atreva a pedirte unas palabras todavía. Hace ya siglos fuiste tú el que me hiciste descifrar unas inscripciones funestas mientras descendíamos por las ondas oscuras. Ese Cristo hebreo del que en ellas se hablaba ¿vino al final acaso ? Sí que vino, Critón. ¿Echó a los poderosos de sus tronos como lo anunciaba? Sí que lo hizo, Critón, respondió Mercurio, y los ecos no dejaban de hacerse oír por los Campos Elíseos. ¡Sí lo hizo, sí lo hizo! ¿Puso a los últimos por encima de los primeros? ¿Hizo a Cleón, el general, igual a Sócrates, el hijo de Sofronisco? Amigo Critón, esos sueños se han visto cumplidos ¿Con  éxito? Todo llega, Critón. El sabio Critón suspiró. No comprendía que el Absurdo hubiera triunfado así. Me consta además ¡ay dolor!, siguió diciendo Mercurio, que los esclavos en nombre de ese mismo Cristo acabarán liberándose un día. "¿Estamos a tiempo de oponernos todavía?"

" Hete ahí que hace trescientas setenta y tres olimpiadas (*) el Hebreo gritó en la cruz "¡todo está consumado! Y desde ese momento, es verdad, los esclavos recibieron el gobierno de sus almas. Y ya no sintieron más yugo que el de vivir y morir. Sus almas les pertenecen. ¡Esclavitud abolida, fantasmas míos!"

Anti-católico. Hay palabras que una vez dichas, sueltas, disparadas como una flecha o una bala o una bomba o que sé yo, no hay ya quien las pare ni las coja. Verva volant, scripta manent, rezaban los clásicos. Las palabras vuelan, es cierto, su vuelo puede ser no obstante vuelo de placer o justo todo lo contrario segun salga la aventura que da inicio al pronunciarlas. Como esta mía de ahora. No me arrepiento que conste. Lo dije y lo mantengo. No me siento católico -ni cristiano- en lo sucesivo.

Y me habrá sido sin duda preciso verme fuera del corsé -social e intelectual a la vez- que me imponía mi colaboración regular a diario (y absolutamente gratis y desinteresada) en el diario de internet Periodista Digital y más fuerte tal vez aún por la lealtad a la palabra dada que ma ataba -más o menos invisible o subliminalmente- a una de sus subsecciones "Religión Digital" y a su responsable directo, antiguo sacerdote secularizado, para sentirme con la fuerza suficiente de tirar por la calle de en medio sin inhbiciones ya ni complejos en la materia (en temas de religión, que es a lo que me refiero) O aquello habrá sido si se prefiere el detonante o la gota que desborda el vaso de un proceso mental (y espiritual) que venía en mí de antiguo como aquí algunos ya saben o se imaginan.

Y he hecho preceder intencionadamente este articulo nada trivial (todos aqui ya lo adivinan) de unas párrafos -traducidos por mi cuenta, y acompañados de una ilustracián de la versión original- que constituyen a no dudar un caso insólito en la Historia literaria y de las ideas en lengua española en la medida que siendo (merecidamente) célebres y habiendo conocido amplia difusión en lengua francesa desde que se vieron escritos (en 1895, en su primera versión) -y salvedad hecha tal vez de alguna traduccion de suerte efímera en formas de castellano/oriundo (del otro lado del charco), argentino quizás, que no excluyo- siguen inéditas en lengua española por culpa a no dudar de los interdictos -teológicos (y canonicos)- que pesaron de antiguo sobre ellos.

Y es que se trata de unos pasajes célebres -del no menos célebre Diálogo de Mercurio y Critón en los infiernos, del cuento "Los servidores"- recogido en la obra no menos célebre "El Camino del paraíso" ("Le Chemin du Paradis") , unos textos de juventud de Maurras que fueron los que (en el fondo), junto con otro párrafo igualmente anti-cristiano -y no menos bello - de su obra "Antinea", le valieron la condena de Roma (1926) y de su movimiento de la Accion Francesa.

Los Protocolos -lo reconozcan o no sus detractores- se enmarcan pefectamente dentro de un género literario de credenciales añejas en lengua francesa -los diálogos en el Infierno- dentro del que cabe igualmente situar el cuento maurrasiano de "Los servidores", de su obra "Camino del Paraíso"
El desafio intelectual entretanto, que las autoridades eclesiásticas y el poder pontificio osaron arrostrar con aquella condena era de órdago a la grande -tanto o más que en el plano político e ideológico- y era en la medida que aquellos textos maurrasiano, igual que el género literario (y filosófico) en el que holgadamente se encuadraban, gozaban de credenciales de lo más añejas en la historia literaria y filosófica en lengua francesa, remontándose a autores tan consagrados como Fontenelle (de la Academia Francesa, figura estelar del Gran Siglo francés y precursor de las Luces) y que tuvieron sin lugar a dudas de precedente inmediato a otro diálogo célebre "en los infiernos" (de Maquiavelo y Montesquieu), obra de un periodista francés malogrado (segunda mitad del siglo XIX) que serviría a su vez de precedente directo e inmedito nada menos que a los Protocolos de los Sabios de Sion, que según sus detractores no habría sido más que un vulgar plagio de aquél (lo que llevo oyendo -atronándome los oídos - hace ya casi treinta años, desde que puse el pie por vez primera en universidades belgas)
Un papa demócrata ante/el/altísimo, Pío XI (de blanco en la foto) Traicionó a los Cristeros mejicanos que acabaron en la horca mucho de ellos, estuvo (discretamente y mientras pudo) a favor de los rojos durante la guerra civil española, y condenó a Maurras y a la Acción Francesa, antes que su sucesor, Pío XII (de negro en la foto) -por aquello sin duda que la Iglesia es sabia y amantisima y que lo que un papa hizo lo deshizo otro- levantase aquella condena sin más explicaciones, a favor del viento por supuesto (...)
Y sin duda lo era mayor aún el desafío de hermeneútica o interpretación de aquellos textos para espíritus crecidos y educados en la tradición católica (y eclesiástica) como lo es el caso del que esto escribe. ¿Negaba acaso Maurras en esos pasajes rezumantes de un genio literario indiscutible y a la vez tan crípticos y enigmáticos el dogma (o principio) de libre albedrío? ¿Defendia la vuelta a la esclavitud (de los tiempos antiguos) como se lo echaron en cara en su momento sus censores y adversarios politicos o eclesiásticos?

Digamos que todos los argumentos le eran útiles y bienvenidos a la hora de tratar de rendir y debelar esa religion -igualitaria sin límite y por ende profundamente subversiva de la democracia universal -resucitada (amenazadoramente) en nuestro tiempo bajo la presidencia del mesías negro Obama- que Maurras de muy joven había acabado descubriendo y reconociendo bajo apariencias y formulaciones evangélicas, lo que el pensador reaccionario (y a la vez no poco revolucionario y trangresor) De Maistre había llamado un siglo antes "el veneno oculto en los evangelios"

Como quiera que sea, del radicalismo de ese regreso a una Memoria antigua ("antique") anterior al cristianismo caben pocas dudas en esos textos maurrasianos, anticristianos y tan emblemáticos. Hasta el punto que el historiador alemán Nolte los calificó de "revolucionarios" en el sentido más profundo del término. Sin duda, y por aquello de que los extremos se tocan, en lo que tenían de contrarevolucionarios, léase de irreductiblemente y frontalmente opuestos a "la revolución del Evangelio"
No fue la lectura del Maurras joven lo que me hizo "perder la fe" (como estará tentado de pensarlo aquí algún aprendiz de inquisidor) Hoy estoy absolutamente convencido que lo que fue preparando mi espíritu a dar el salto que acabo ahora de dar, lo fue la "movida de los indignados" (del 15-M) que vivi (desde sus mismisimos inicios) como una extraña pesadilla, algo de lo que los lectores de mi blog de Periodista Digital fueron -día tras día casi- cumplidamente testigos. Y el disco (rojo) o la señal (roja) de alarma lo fue en mí sin duda alguna esa instantánea de la foto, y en particular el comentario en acentos encendidos y entusiastas y en un tono de expectación mesiánica inconfudible que les mereció al día siguiente a mis compañeros de Religión Digital (de entonces) (...) No podía comprender y no podré nunca comprender que una fe o un sentimiento religioso sinceros y desinteresados como no tengo motivo ninguno de poner en duda en ellos, pudiera llevarles a confundir el viento/del/espíritu (en Pentecostés) con el ambiente cerrado -sofocante, de viento solano- de aquellas acampadas y el tufo a patio de prisión que a mil leguas despedían
Las palabras vuelan y lo escrito permanece en cambio, pero también se puede decir que lo que quedó sentado sobre el papel -y ahora ya no digamos, por la red (...)- continúa viaje por su cuenta, porque esos textos de Maurras, tras una trayectoria errática de más de un siglo -como textos "perdidos" o "abandonados" en clave lingüsítica- se diría que renacen con fuerza hoy (en mi mente al menos) después de haberse visto sometidos a la doble o triple censura de los interdictos eclesiásticos y canónicos y de los dogmas (profanos) de lo políticamente correcto desde la terminacion de la segunda guerra mundial en el 45, y también a la propia sordina que por razones sin duda tacticas o de conveniencia les puso su autor antes y después de su condena pontificia.

Tratando sin duda primero de conjurarla y buscando después -como al final lo consiguió- su reconciliacion (canónica) con Roma, bajo el pontificado del sucesor de Pío XI (que le condenó), el papa Pacelli, Pío XII (1938) ¿Fueron esos textos -se preguntara tal vez algún aprendiz de inquisidor leyendo estas líneas- los que me llevaron a dar la espalda a la iglesia y al catolicismo? Digamos que me vienen ahora a la mente de golpe, tras haber enterrado -en mi foro interno- de una vez la vieja fe (clerical) y sintiendo renacer en mí una nueve fe (ciega)...en la Victoria

(*) : Mil cuatrocientos noventa y dos años, en nuestra cronología. El desfase impuesto en el calendario latino sitúa la escena (alegórica) en 1520, cuando hizo eclosión la Reforma protestante

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