sábado, octubre 12, 2013

CRUZANDO EL RUBICON (en Montjuich)

Instántanea de la manifestación de "la España en marcha" hoy en Barcelona. A la que participé como aquí ayer ya lo anuncié
Intelectuales metidos en política. Un tema arduo de esclarecimiento y rico a la vez en enseñanzas históricas. La Falange desde luego encarnó - cuales quiera que fuesen los logros y resultados de al experiencia- una seria tentativa de incorporar a escritores e intelectuales y poetas en una tarea política. Como lo ilustra "la corte literaria" en torno a su fundador. Los fascismos en general promocionaron hasta posiciones de liderazgo a intelectuales destacados en los respectivos movimientos que surgirían de esa tendencia los años treinta y en general en el periodo de entre-guerras.

Y me viene a la mente Drieu La Rochelle que acabo adhiriéndose al Partido Popular Francés de Jacques Doriot, a los italianos Marinetti y Gabriele D'Annunzio, figuras de gran destaque del fascismo italiano en sus inicios, como lo sería el poeta norteamericano Ezra Pound en la segunda guerra mundial y en pleno ocaso de aquél o incluso poetas tan apolíticos en la imagen que legarían a la posteridad como los anglo-irlandeses Yeats y TS Elliot de innegables simpatías filo-fascistas en los años que precedieron a la segunda guerra mundial o incluso alguien tan fuera de toda sospecha por el predicamento del que gozaría en los ámbitos universitarios en la posguerra como lo fue el también anglo/irlandés Joyce (celebérrimo autor de "Ulises")
El autor de este blog (segundo por la derecha en la foto) hoy durante los discursos en la plaza de San Jordi en Montjuich
Y en el otro extremo del espectro político/partidario la cohorte de intelectuales marxistas filo/marxistas o cripto/marxistas seria tan incontable y (casi) infinita como las arenas del mar antes y después de la segunda guerra mundial y a lo largo del todo el siglo XX. Quiere decir que el intelectual o el escritor o el poeta "deshumanizado" -del arte por el arte (como los llamó Ortega)- existe puramente en teoría más bien, o en otros términos que la humanización del arte pasa (forzosamente) por el compromiso político e ideológico, lo cual no tiene obligatoriamente que traducirse por el alistamiento o el marcar servilmente el paso detrás de consignas y voces de mando que empobrezcan el mensaje intelectual o reduzcan a la nada las potencialidades de creación literaria del intelectual comprometido y definido políticamente. Y en esa perspectiva se puede concluir por la existencia de una tensión dialéctica en la historia de las ideas y del pensamiento (político) entre la libertad de creación y el compromiso mas o menos ineludible al servicio de una causa que se lo merezca (por este u otro motivo por muy incorrectos o indefendibles a los ojos de algunos que ellos sean)

Con lo que quiero venir a explicar -y no a justificar ni a justificarme ¿por qué?- el cruce del Rubicón que para mí habrá supuesto mi adhesión y mi participación al proyecto de "la España en marcha" y mi participación activa a la manifestación que habrán realizado hoy por las calles de Barcelona, en un trayecto que nos llevó escoltados por una cola interminable de furgones de las fuerzas de orden (yo llegué a contar hasta diez en fila india detrás nuestra) (...) desde la Plaza de España en el centro de Barcelona hasta la plaza de san Jordi junto al castillo de Montjuich.

Unidad era la consigna de la manifestación y parece serlo la de ese proyecto ahora puesto en marcha. Unidad en lo necesario, libertad en lo contingente y caridad -léase (en el contexto de lo que pretendían expresar) armonía o tolerancia en las discrepancias fatales- en lo uno y en lo otro, era una de los lemas favoritos de la filosofía medieval.
Al final del acto con Pedro Pablo Peña, dirigente de Alianza Nacional, uno de los grupos protagonistas de los incidentes en la librería Blanquerna
Y creo que quepa aplicárselo al proyecto de defensa de la Unidad que ahora se alumbra -en la expresión certera que lo oí a uno de los participantes en la marcha- y también aplicármelo a mi mismo en la medida que no estuve forzosamente de acuerdo con todo lo que se gritó durante la marcha o lo que se dijo en los discursos que se sucedieron al final del acto y sin embargo me llegó el aliento de unidad que gravitaba en el ambiente de la manfiestación por encima de las discrepancias, y de las posturas visiblemente diferentes en alguno puntos de los unos y de los otros.

Unidad contra el separatismo y unidad de destino de España con los demás pueblos y naciones de Europa, blancos de un mismo desafío contra la civilización occidental -blanca- y europea y amenazados (todos ellos) de muerte por la invasión silenciosa encarnada en unas corrientes migratorios de otras culturas portadoras de gérmenes destructores y desintegradores de nuestro mundo de valores y formas de vida.

Y ahí sinceramente y sin sentirme obligado a prescindir o a renunciar a lo que sea en mi forma de pensar y de sentir creo sinceramente hoy por hoy tener cabida. Como me lo habrá demostrado la buena acogida que se me habrá dispensado en la manifestación de hoy por la Unidad de España en Montjuich (y no -como el año pasado- en la plaza de Cataluña)

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