"Travesia de Madrid" de Francisco Umbral, finalista del premio Alfaguara 1965 (1), no se puede decir que sea una novela falangista propiamente hablando, ni "franquista" siquiera. Una novela costumbrista mas bien, de ambiente madrileno, que su autor se "cocino" -como solo él mismo sabria hacerlo- de su experiencia vivida, de primera mano, en los meses o en el periodo de tiempo -me da que mas bien corto- que vivio como quien dice a la intemperie, sin domicilio fijo, casi ambulante, de joven de provincia recien llegado o mas bien huido a Madrid, que se tuvo que ganar o que « buscar » la vida en la capital como pudo y esta claro que ya sólo en eso cabe decir que Umbral fue una revelacion, en el arte de vivir (o de sobrevivir), y en el de trepar -en su profesion- mucho mas o antes aun que en el arte de la escritura; en aquel Madrid de mediados de los sesenta en plena expansion, del medio millon de matriculas automovilisticas que se veian -¡palabra!- aumentar a ojos vista, como quien dice; lleno...¿que digo? mas que pletorico de ansias de vivir sobre todo entre los mas jovenes y que Umbral acierta a describir de una vision potente y convincente desde fuera o de recien llegado con la que alcanza, es verdad, a abrazar toda la topografia ciudadana desde los barrios mas centricos de Salamanca, de Chamberi de Arguelles (los que solo mas tarde motejaria de madriles/de/derechas) -y entre parentesis los que mas frecuenta en su novela...- hasta el mas extremo (y mas agreste) de los extrarradios, de Norte a Sur, y de Este a Oeste del area metropolitana, de la Plaza de Castilla hasta el Rastro y el Puente de Toledo, o desde las barriadas mas miseras e insalubres entre chabolas, desmontes y descampados mas alla del puente de Vallecas ; desde el pozo del tio Raimundo o de los campamentos gitanos del arroyo del Abroñigal ardiendo de noche en sus grandes hogueras, hasta el Cementerio de San Isidro -la colina de los muertos- como la llama y hasta Getafe y Carabanchel al otro lado del gran perimetro urbano de la capital o en la otra punta dandole la vuelta por su periferia o cruzando simplemente el puente, o el rio -el Manzanares-, que a fuer de seco, de escualido y de exhausto no esta nunca lejos del todo en la novela, como si su autor hubiese querido dar muestras ya, tan pronto, en aquellos años primerizos de su carrera de joven autor en ciernes, el ser incapaz de desembarazarse de una vez por todas de una « topologia fluvial » por llamarla asi que llevaba desde siempre, desde su infancia traumatica en Valladolid bien viva y omnipresente en su cabeza de « niño de derechas », de familia/bien, y a la vez -por parajodico, misterioso, enigmatico e incomprensible que a primera vista ello parezca- tirado a orillas del rio a todas horas del dia, años durante, sin escuela a la que poder asistir (porque los suyos no querian...) Novela a base de sexo (credible o ficticio a penas...), de dialogos muy vivos, cargados de humor e de ironia mordaz y a la vez ingenus o inocentes, como si quisiese con ello reflejar o -retratar a toda una generacion de jovenes madrilenos de entonces ideologicamente inocentes y que estaban a punto de dejar de serlo…. ¡Primavera del 65, -lo escribi hace ya rato en uno de los muchos poemas que perdi hasta hoy- qué rapido que llegaste y qué despedida tan lenta!....
La novela que aqui comento de Francisco Umbral no es, ya digo, una novela ideologica y sin embargo me parecio de lo mas idoneo el incluirla a modo de colofon de esta serie sobre Falange y Literatura...de literatura y guerra civill que me diga (¡que ensaladera que tengo en la cabeza!...) de puro representativa de una sociedad en expansion, virgen en muchos aspectos, en sus estratos demograficos mas jovenes por lo menos, y al borde ya o en el umbral entonces -a imagen, doblemente grafico, de su propio autor- de transformaciones radicales y de una mutacion/cultural no por incruenta (o casi) menos brutal y traumatica y dolorosa... Novela realista y costumbrista a la vez, de estampas madrileñas genuinas y de situaciones "existenciales" no menos realistas y verosimiles a fuer de enredadas y de insolitas , tan graficas a su vez y tan expresivas; novela apolitica y como tal fruto pristino o exponente de lo mas caracteristico de la sociedad de entonces, la España de Franco de mediados de los sesenta, que el autor tan fielmente retrata, en el seno de la cual habia crecido y en la que su exstencia se veia immersa. Imagen fiel a su vez -de ello doy testimonio yo mismo-, con los prismas y refracciones propios a la Espana de entonces, de todo un mundo al que me abri yo entonces de joven adolescente…en el preciso momento que por decirlo asi se nos venia encima...Entonces, si, justo a mediados de los sesenta.
De ahi la fuerza de agarre sobre todo de la novela, de su carga testimonial en mí, mas o mucho mas que el valor o el interes meramente literario o narrativo que pudo suscitar en su lectores, entonces como ahora. El Madrid que narra y describe -de recien llegado- Francisco Umbral me era y me sigue siendo terriblemente familiar, mas de cuarenta años despues, lo que ya de entrada ayude sin duda a explicar esa sensacion un tanto indefinible y no menos desagradable de expropiacion -o para decirlo en crudo, de usurpacion o apropiacion indebida- que experimente ante la imagen de madrileño no de/adopcion sino de/excepcion que los medios se empecinaron en difundir con ocasion de su fallecimiento el pasado año. Una cosa clara como luz se desprende no obstante de la lectura de esta novela costumbrista de Francisco Umbral que me veo obligado a reconocer -nobleza obliga- y es que como aquel pardillo del pueblo (comparaciones odiosas) "al que la gran ciudad encandilo con su policromia" hay que reconocer que al castellano/leones Umbral le deslumbro aquel Madrid de los sesenta (tempranos); mas aun yo diria que lo amo ciegamente como una mujer de recambio o como la familia (completa) que siempre le faltaria...Un Madrid en plena expansion urbana, y en plena efervescencia juvenil entonces, fiel reflejo a su vez del ultimo o del penultimo -si se exceptuan los movimientos recientes inmigratorios en aluvion...- de los tirones demograficos que experimentaria en su geografia humana la sociedad española de resultas de las enormes sacudidas y cataclismos sociales que traeron consigo la guerra y la immediata posguerra. Los muertos que vos matais, dice el autor romantico, gozan de buena salud, y lo menos que se puede decir es que la España de al/dia/siguiente de los Venticinco Años de paz (con mayusculas) andaba de lo mas sana y de lo mas robusta, se dijera despues lo que se dijera. Testigo, de excepcion, Francisco Umbral...primera epoca.
Un Madrid joven de guateques y de turistas jovenes extranjeros, de preferencia mujeres (jovenes) solas o en grupo que se hubiera dicho que venian a cosa hecha...Madrid estival de calor sofocante y de pertinaces sequias -como la de los paisajes campestres, de aquellas marchas y excursiones veraniegas por la serrania madrileña aun presentes en mi retina- de un cielo amenazando (eternamente) estallido, como el aire y el ambiente cargado de los dramas mas guerra/civilistas del teatro tragico de Garcia Lorca; por parajodico o contradicctorio que parezca...Madrid de noche, de bandas juveniles del extrarradio, de gamberradas (nocturnas) de ninos/bien, de fuentes o grifos en las aceras, de un cobre que tanto llamaban la atencion de forasteros -como al propio autor tambien...-, de clubs nocurnos y de boleras, de serenos y de farolas de gas en ciertos barrios aun, donde se podia andar de noche por todas partes, hasta los niños y hasta la hora que fuera, en un clima de paz social que los sucesos esporadicos de delicuencia no venian, como el ruido de un vehiculo de motor en la noche en calma, mas que a perturbar por unos instantes a penas. Un Madrid mas que apacible - que bien describe Francisco Umbral como a su pesar -se diria- en este y otros de sus cuentos y novelas primera epoca. Bajo la paz de Franco. Y bajo un cielo no obstante que empezaba a cargarse y a cubrirse rapidamente de nubes...Lo que viene a simbolizar en la novela un fenomeno bien tipico y caracteristico de la España de entonces -la delincuencia del genero "quniqui"- que curiosamente se diria que preside del principio hasta el fin la lectura de esta novela de Francisco Umbral y mas aun, que lo retrata (en parte) y lo caracteriza, a el mismo y a su obra, a lo largo de su carrera y de su trayectoria.
Seria objeto de comentarios mucho mas extensos y prolijos pero ya de entrada cabe decir que Umbral, vallisoletano, de extraccion social burguesa, de familia/bien a pesar del misterio espeso que rodearia hasta el final sus proprios origines, con padrinos o protectores -que no le fallarian nunca aunque él nunca lo reconociese- tan influyentes y distinguidos como lo seria su paisano Miguel Delibes, llevaria desde muy chico, desde su niñez « franquista », una marca -o un estigma o una lacra como se prefiera- de un tufo inconfundible -"quinqui" o merechero- a marginalidad social y a delincuencia o semi/delicuencia, por parajodico que parezca....Y sirva de boton de muestra de lo que aqui afirmo esta novela costumbrista madrileña casi completamente apolitica y en donde el unico telon de fondo ambiental o de epoca, lo ofrece, ademas de las canciones, de los bailes y del lenguaje coloquial pre/democratico de la gente joven que en ella circula -a base del "macho" que desplazaria nota bene el "tio", de inconfundible origen « quinqui » o merchero en la democracia...-, la actualidad como digo de las paginas de sucesos de entonces; y uno de ellos muy en concreto -el asalto sangriento a la joyeria de la calle madrileno de Bravo Murillo, mayo del 65- que haria epoca....
El fenomeno de la violencia o de la delincuencia preñada de violencia que se tradujo o se plasmo en aquel suceso sangriento, retumbante como un potente aldabonazo en la España de entonces- traeria a las primeras paginas de la actualidad, a los ojos de una opinion publica atonita (e inocente) que no acababa de dar credito a lo que leia, esa realidad española subterranea mal conocida, escondida o semi/enterrada durante decadas por no decir desde hacia siglos, de una marginalidad social comparable hasta cierto punto a fenomenos analogos u homologables en sociedades contemporaneas mas o menos desarrolladas, pero que en el caso español cobraba unos relieves tipicos, intransferibles y en cierto modo tambien intraducibles e inexplicables de por el protagonismo que inseparablemente la acompañaba -¿entonces como ahora?-de unos grupos a-sociales dotados de rasgos de personalidad colectiva acusados por demas e inconfundibles que les conferian una dimension etnografica por no decir simplemente "etnica"...-, conocidos vulgarmente como quinquis; o como "mercheros" en el argot propio, de ellos.
El asalto -irrumpiendo el tema como quien dice casi sin avisar, a mitad de la novela de Francisco Umbral- a la joyeria de Bravo Murillo que se saldo con la muerte del guarda, obra de un grupo de quinquis que se harian (tristemente) famosos entonces, coincidio si no me falla la memoria con los primeras erupciones (importantes) de subversion politica en el ambito universitario madrileño y me refiero en concreto al episodio tan cacareado entonces que se traduciria en el expediente de los catedraticos (cuatro, como los jinetes del Apocalipsis) de la Universitaria madrileña -Aranguren, Garcia Calvo, Tierno Galvan…y Montero Diaz (!?)- un año antes de que yo pisase alli los pies por la primera vez, de alumno de la facultad de Economicas, y del que en la novela de Umbral redactada precsamente por entonces no se recoge "nota bene" el mas minimo eco...Dos fenomenos aparentemente dispares y que no obstante, con la perspectiva del tiempo transcurrido y de todos los diluvios que cayeron desde entonces, me da que admiten asociacion o relacion estrecha por mor, aunque solo fuera, de su sincronia...
E ilustra de forma immejorable lo que digo la figura del Lute, robin/de/los/bosques del tardo/franquismo -al que Franco "nota bene" perdono la vida al contrario que a otros por aquel entonces…- que conoceria una ascension meteorica -en la estima y en el reconocimiento social- en la España de la transicion: de ladron/robagallinas a abogado (eso al menos se decia) en el despacho de la Alcaldia madrileña de tiempos del Viejo Profesor....Pero eso como digo vendria solo despues, como la metamorfosis -ideologica y no solo- de Francisco Umbral (segunda epoca): en la España de Franco en orden y en paz aun del tardo/franquismo (primero), los quinquis y los sucesos de violencia domestica que tan ruidosamente protagonizaron, venian a ser ademas del tubo de escape de muchas cosas la actualidad de politica interna; la noticia del dia a falta de otras. Y en eso (tambien) Francisco Umbral, escritor en ciernes, periodista y cronista de la Villa (y de los tribunales de la Villa…) se mostraba inconfundiblemente "franquista" (o pro/franquista)
A Umbral, detalle doblemente caracteristico o sintomatico, el fracaso que le supuso esta primera novela -el primero digno de mencion en sus larga y prolifica carrera literaria-, que solo quedo finalista de un concurso que él daba de entrada por descontado que ganaria, le valio -como lo cuenta Ana Caballe en la biografia que le dedica- una seria depresion que exigio no menos serio tratamiento clinico; pero mas que eso preanunciaba o presagiaba ya en mi opinion la ruptura en las lineas centrales de su obra narratival que comenzaria a verse plasmada sólo un poco mas tarde -en la fase final del tardo/franquismo- y marcaria una primera y una segunda epoca en su carrera y en su trayectoria. El fenomeno de lo que se puede llamar ficciones memorialistas o si se prefiere expresion de una memoria "fingida" en la obra escrita de Umbral -rara flor de resentimiento…- solo vendria años despues como digo, y llevaria desde el principio el sello de lo tragico y calamitoso, y por ende guerra/civilista: tras la muerte de su hijo unico -al cabo de una larga convalescencia-, enfermo de leucemia, algo que Umbral no le perdonaria a nadie nunca (como tantas otras cosas)....
Hay sí, dos referencias brevisimas y fugaces a la guerra civil, a cual mas sintomatica a la vez, en esta novela de juventud de Francisco Umbral; como algo alejadisimo en el pasado, en la primera de ellas (p.125), y como el mudo o disimulado reproche –en la segunda- de un sordo (y voraz y devorante) resentimiento de tipo social y en principio apolitico, siempre en proceso de incubacion (y de metabolismo y metamorfosis) en el autor, en contra de los vencedores de una guerra –« la guerra española » la llama…- que Umbral, joven immigrante aislado y desambientado veia retratados en una clase social de propietarios y rentistas de viejas mansiones señoriales en aquel barrio madrileño de Salamanca tan codiciado de mediados de los sesenta, "que habia sido su patria (de ellos)"antes, y "lo seguia siendo"(p.228); que a todas luces aceptaban mal al personaje/autor sino lo rechazaban….Pero en un plano estrictamente politico o ideologico la cosa era perfectamente reducible o traducible en unas coordenadas de pleno recibo entonces, como eran las del Regimen en vigor que no dejo de alimentarse -hasta el fin- del sueño (joseantoniano) de « la revolucion pendiente », siempre vivo en muchos de sus partidarios mas fieles y mas ardientes.. Ocurre que el caso Umbral era de lo mas atipicos..entre la mas atipica de las « anomalias » como lo llamo acertadamente Ana Caballe, biografa del autor, « no autorizada » Hasta en el aspecto inconfundiblemente « epigonal » -o tardio- que ofrecen su obra y su trayectoria (primera epoca)…
"Travesia de Madrid" es amen del relato de un autor novel, la obra de un epigono del franqusimo literario (y sociologico), es cierto. No en vano Emilio Romero, en un comentario que le dedica en sus memorias (vitriolicas), le incluia o englobaba entre los "ultimos del SEU", y de hecho sus pristinos comienzos como locutor y como articulista lo fueron en el cuadro de la prensa oficial del regimen ; y el primero de sus articulos se veria publicado en la revista « Arco » del SEU de Leon, en concreto (ya en 1955, con ventitres años de edad...) Pero incluso en su trayectoria posterior, en su segunda epoca, no llega Francisco Umbral a romper del todo –en mi opinion- el cordon umbilical que le ligaba con la matriz cultural y por ende literaria que fue para él la España de Franco.
Sera largo tambien de analizar de explicar y detallar pero vaya ya dicho que ese papel al que se fue conformando de forma de mas en mas estricta y exigente Francisco Umbral, ese caracter bufonesco o picaresco si se prefiere que su obra iria cobrando « in crescendo » sólo a partir de la muerte de Franco, coincidente « pari passu » con la transicion y la oconsolidacion de la democracia, ilustra y prueba a la vez lo que acabo de afirmar: a su luz todo se vuelve claro, incluso -por poner un ejemplo- los parrafos mas oscuros de su novela -paradigmatica por tantos conceptos- « la Leyenda del Cesar visionario ». Y sin el desde luego no se explican (por entero) ninguno de sus titulos guerracivilists.
Esa coexistencia o cohabitacion (forzosa) de lenguajes en sus novelas, sobre todo en sus novelas guerra/civilistas, o por expresarlo en moderna terminologia linguistica, de « voces » (ideologicamente) antagonistas, filemente recogidas hasta en sus matices mas nimios e inconfundibles, las de la izquierda como las de la derecha: lenguaje de los rojos...y el de los fachas tambien, vertidos a discrecion y a partes (grosso modo) iguales -y con absoluta maestria a la vez- en la prosa "historica" de Francisco Umbral (en « Capital del dolor » por ejemplo…o en « la Leyenda del cesar visionario »)
Como si coexistieran mas o menos inconfortable o vergonzantemente dentro del autor, o mas bien como si excluida mas o menos y combatida despues de la Transicion una de ellas -la voz de los vencedores de la guerra civil-, despues de haberse hecho oir en altavoz (y cada vez mas desfiguradamente) durante decadas del regimen de Franco, emergiera de pronto en plena era de "felipismo" y de democracia (borbonica) de testigo de cargo, en lo mas hondo del autor, y tambien en sus fragmentos (« posmodernistas »), como por casualidad en los mas deslubrantes de todos ellos...
Como si la memoria "ultrajada", por emplear una expresion propia a Umbral ("Madrid 1940") -de los que perdieron la paz despues de haber ganado una guerra- emergiese o hiciese irrupcion de pronto y consiguiese, aunque por momentos solo, hacerse oir e imponerse por sorpresa, en los relatos del autor sobre la guerra civil, a "la otra voz", antaño perseguida y que hacia ya rato que se habia vuelto "autoritaria" (en la terminologia linguistica), "verbi gratia" politicamente correcta (o democratica...)y ferozmente represora a la menor ocasion por supuesto...("Ni pidas a quien pidio ni sirvas a quien sirvio", rezaba la sabiduria de la epoca)
Como si el personaje de Don Frances, de aquel bufon legendario del Emperador (nuestro señor) fuese el unico traje a la medida que le quedaba al final a Umbral escritor en el armario, al cabo de la larga transicion y de la era felipista (interminable)...Francisco Umbral, confesor del regimen de monarquia de democracia borbonica, y mas aun bufon del rey/borbon (sucesor/a/titulo/de/rey a su vez -lo reconozca o no- del general Franco)...
(1): "Travesia de Madrid", de Francisco Umbral, Alfaguara, 1966
Por que lo querias matar?
ResponderEliminar