El mejor Umbral, y que cada cual piense lo que quiera, el de sus novelas sobre la guerra civil y la Segunda Guerra Mundial. El de la Derrota Mundial, léase, el de la derrota de Europa
Cincuenta Aniversario de "Mortal y Rosa" de Francisco Umbral. Feliz cumpleaños? El mejor libro del escritor? Tal como lo arrastra la Leyenda y tal como lo volvieron a declarar como ante notario los depositarios o legatarios (y beneficiarios) de toda su obra escrita y de su Memoria? Todos intentando como en una carrera un tanto frenética, de imitarle en su estilo de escribir, como escribía o como escribiría él en un derroche de sinestesia, de metáforas umbralianas y de lirismo hasta el hartazgo o hasta el hastío.
Tranquilos, que no me voy a enzarzar aquí con sus celadores y albaceas, y menos aún con la Fundación que preside su nombre y mucho menos con su viuda, España, que parece presidir ahora desde lo alto esa operación de rescate de su Memoria y de su nombre (ficticio) Y empiezo ahí por ese gran tabú que aparece suspendido en esta gran ceremonia de recordación, porque salvo una o alguna rara excepción nadie se habrá atrevido a embestirlo: Padre de Umbral, madre del cordero. Lo que pretendí yo esclarecer en un (denso) libro que no habrá merecido hasta ahora sino nula o muy escasa repercusión, y a lo que la editorial Prysa -lagarto, lagarto! quiso dar carpetazo -en una clara respuesta a mi libro (...)-, con éxito relativo.
Y esto lo digo yo a tenor del silencio púdico de los corifeos de su nombre que evitaron como presas de un invencible pudor o una vergüenza ajena irresistible tan enojosa cuestión, sin la que no se explica nada y a contrario, viene a explicarlo todo o casi todo de su vida como de su obra. O como mucho, valiéndose de subterfugios como el de la madre soltera (sic), repetidos como una jaculatoria y escamoteando así a la torera esa crucial cuestión -del padre oficialmente desconocido- que quema (y nos interpela) Y abordamos así, tras este preámbulo imprescindible el juicio que nos merece Mortal y Rosa. Que al contrario de otras obras suyas, nunca conseguí leerme de un tirón ni por completo. Por qué? La pregunta del millón. A la que no consigo dar respuesta, y es de ese indiferencia o insensibilidad (relativa) en abierto contraste con la emoción que suscitó en mí -como lo suscita en mí la Infancia Desvalida-, un poema (en un poemario) de una persona allegada (joven madre) -poetisa por gusto y sin duda de vocación- por la muerte de su hijo -que yo no conocí- recordando con ternura de madre y con corazón herido los últimos días del niño aquejado de incurable enfermedad, y sus sueños -(cruelmente) tronchados como un manojo de rosas-, inocentes infantiles, para el día siguiente, que compartía con su madre, expectante, esperanzado y confiado, para el día de después que él ya no conseguiría ver, hasta el punto que llegado ahí se me saltaron las lagrimas sin querer y solté el libro o digamos que se me calló de las manos, lo que con el título (umbraliano) no me ocurrió y no veo por qué no podría aquí consignarlo. Por exceso de un lirismo que parece anegar de la primera a la última de las páginas de esta obra evocadora? Tal vez.
Comparaciones odiosas, como sea, y cuestión superflua y capciosa -de crítica literaria- la que aquí abordamos pero que no queremos dejar aquí sin una respuesta completa y es a la pregunta obligada de cuál sería (entonces) la mejor obra de Umbral, si no lo es aquella. Y aquí, los que me leen ya saben cual es mi respuesta. Lo que en el fondo no viene más que a hacer resaltar la (elíptica) bipolaridad del conjunto de la obra umbraliana, entre la guerra civil y el lirismo biográfico o autobiográfico, lo que es igual (en Francisco Umbral) La Leyenda del César Visionario -catalogada por la gran prensa entre las cien mejores del siglo- es más que una novela, una profecía de nuestro pasado y una apuesta de futuro, que no respira el desencanto y la desesperanza que se respiran -tan contagiosas- en su obra "Mortal y Rosa", pero ya digo que no entro en polémica, que como se dice en francés -una lengua que gustaba e interesaba al castizo Umbral- "nuestros gustos son nuestros"
Y es esa desesperanza ese pesimismo existencial umbraliano, tan duro y difícil de conjurar -incluso en los que conseguimos llegar a ello sin dejarle de leer-, lo que nos exime de hacer de él (en su genio impar y en su inimitable estilo), una bandera -de su figura como de su obra-, o un profeta de buenaventura y de Victoria. Ensombrecido su rostro y su semblante -desde siempre, desde mucho antes de la (cruel) muerte de su hijo-, por la sombra de la Derrota, la Derrota de Europa. Tal como lo expuse y como lo probé en su novela guerra civilista, (que a él le costaría asumir), "Madrid 1940", memorias de un joven fascista" Y ahi damos por respondida a la pregunta. Escamas de los ojos fuera!: Umbral cripto/nazi, evangelista de HITLER, esa fue la razón de su encantamiento, y la "cifra" de su gloria. Y que los adeptos o corifeos de su Memoria piensen lo que quieran