sábado, julio 09, 2016

ESPAÑA, ESTADO VASALLO (USA) DESDE EL 45

Alejandro Salazar, jefe de la Primera Línea de Falange, caído en Paracuellos con otros centenares -hasta más de mil- de sus camaradas. El llamado bigote franquista (y asimilados) fue -en sus diferentes variedades- objeto de una de las condiciones draconianas que le impuso al régimen de Franco -y a su ejército- la rendición (condicional, por mediación vaticana) a los aliados (anglosajones) en el 45, materializada en los acuerdos bilaterales de 1953 España-Estados Unidos.A partir de entonces (si no antes) empezó a desaparecer -despacito y buena letra- ese bigotito tan emblemático, tanto de la vida de todos los días como de la política española. También entre los civiles, pero primero de todo entre los militares, entre los que viajaban, por ejemplo, en misión a los Estados Unidos en aquellos años, recién salidos del bloqueo y en plena guerra fría, que partían todos -doy fe de ello- uniformados y bien limpios (y afeitados)
Fuera máscaras. El atentado racista (anti-blanco) de Dallas que ha costado la vida a cinco policías estadounidenses habrá tenido la virtud -no hay mal que por bien no venga- de traer al primer plano de la actualidad el vasallaje español en relación con la (hasta ahora) primera potencia del planeta, en una secuela directa de la rendición del régimen de Franco a los aliados en el 45.

Como consecuencia, la visita a Sevilla se habrá visto cancelada en el programa, que habrá quedado así reducida a encuentros con el Rey, con Rajoy (en la Moncloa), una visita (fugaz) a la base naval de Rota y a un encuentro de última ahora con los tres lideres políticos de la oposición (Sánchez, Iglesias y Rivera) que no tendrá lugar nota bene en el Palacio Real como previsto sino en la base aérea de Torrejón (USA) A buen entendedor pocas palabras sobran.

El presidente de la mayor potencia del planeta en visita a un estado vasallo -que es lo que somos (de ellos) los españoles desde el 45- se digna así recibir un grupo de sus subalternos de la clase política española, gente de confianza, factótums de su política exterior en relación con España y los españoles, pero lo hace en un enclave (en territorio español) de su propia soberanía (norteamericana) Nada que ver la mía -me curo en salud de inmediato- con una retórica anti-imperialista -anti-sistema de extrema izquierda- como la de los que esperaban en Sevilla (con pancartas de “Obama Go Home!”) al presidente norteamericano con la escopeta levantada.
El mío es o pretende en cambio ser un enfoque primordialmente histórico en el marco de nuestro largo proceso de decadencia y sobre todo de la guerra civil española del 36 -de los Ochenta y Tantos Años- que todavía dura. Franco se rindió -¡oh fatalidad!- a las potencias aliadas anglosajonas vencedoras de la Segunda Guerra Mundial -Estados Unidos y Gran Bretaña- y por vía de consecuencia, España quedaría sometida al vasallaje de aquellas, en particular de una de las dos, que saldría del conflicto (en el 45) aupada con el cetro de la hegemonía mundial, de primera potencia del planeta, a saber los Estados Unidos, una potencia emergente en los albores del siglo XX con la que nos había enfrentado una larga y sangrienta guerra colonial hasta unos años antes apenas.

No fui nunca anti-norteamericano, bien al contrario, y pongo a los lectores de este blog y de otros sitios digitales por testigos. Digamos que mi pro americanismo lo era de nacimiento, por la vía de mi difunto padre, militar español del ejército del Aire destinado -en un curso de formación- en una base aérea norteamericana del estado de Illinois en el invierno del 56-57 en plena guerra fría, como aquí ya lo dejé registrado. Botones de muestra elocuentes e ilustrativos -aquellos acuerdos de cooperación militar hispano/norteamericanos- de ese vasallaje nuestro para con los Estados Unidos que se vería formalizado por los acuerdos bilaterales de septiembre de 1953 (un mes después nota bene, día por día casi de la firma del concordato con la Santa Sede), cuando España y los españoles salíamos apenas por aquella fechas del bloqueo internacional decretado en el 45 contra el régimen de Franco.

La guerra fría no llegó a serlo, quiero decir que no llegó a verse declarada. La guerra civil española en cambio, primera batalla o primer capitulo de la Segunda Guerra Mundial -digan lo que digan Stanley Payne (mis respetos) y otros historiadores extranjeros o españoles de renombre, al respecto- seguiría (durante décadas) su curso inexorable, hasta nuestros días. Y en los episodios de guerra asimétrica que la prolongarían hasta hoy no hay que ser un lince para acabar distinguiendo (por detrás) la larga mano de la American/connexion.

¿Ajenos los Estados Unidos a la agresión terrorista -de casi cuarenta años de duración- de la banda ETA? ¡A otro perro con ese hueso! No más desde luego de lo que lo fueron en el conflicto en Irlanda del Norte a través de la conexión/irlandesa tan influyente y poderosa -como lo prueban e ilustran las novelas (negras) de James Ellroy- en la vida social y en la política de los Estados Unidos en la era contemporánea.

Un capítulo reciente de guerra asimétrica- -de esa guerra civil interminable (del 36)- que los medios anglosajones -tomando sus deseos por realidades consumadas- bautizarían de Spanish Revolution, a saber la eclosión de la movida de protesta indignada del 15-M, nos ofrece en cambio una prueba mucho más palpable del protagonismo y beligerancia de los norteamericanos en nuestra guerra civil interminable, como tuve la ocasión de denunciarlo desde las entradas de este blog y en el libro que dediqué hace ahora un año al fenómeno de Podemos que vendría a ser algo así como un segundo soplo o una operación de recambio del 15-M -con patrocinio norteamericano nota bene, de la Casa Blanca, y del propio Barak Obama- tanto lo uno como lo otro, tras el fracaso estruendoso del 15-M y de su campañas (propiamente insurreccionales) de protesta callejera.

Iglesias dice ahora que quiere hablar (sólo) a Obama de sacar a España de la OTAN, Rivera y Sánchez -este último heredero, por su partido de un largo historial de sumisión (subalterna u obsecuente) a la política exterior de la Casa Blanca (desde los tiempos de la guerra fría)- parece en cambio que vayan al encuentro de Torrejón más en plan de escuchar (y de asentir), de oír y callar, que de decir esta boca es mía o lo que quiera que sea.

¡A saber de lo que hablen! Que eso desde luego no lo vamos a saber (de la noche a la mañana) los españoles. De lo que sí podemos estar seguros, es que tras la reunión de Torrejon ya saldrá decidido si tendremos un futuro gobierno en breve o si nos esperan unas terceras elecciones generales a los españoles

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hoy "El Pais" recoge palabras de Obama:
Con cualquier Gobierno español que se forme, ESPAÑA seguira siendo un ALIADO de USA...!

Por cierto, Pablemos es frecuentador de su "amigo" el embajador o embajadora de USA en España.