CEUTA Y MELILLA ¡ALTO A LA POLITICA DE FRANCO EN AFRICA!

¿Millán Astray el alter/ego de Franco? Digamos, la otra España en Africa, sin las seducciones y encantamientos sefardíes del que había sido siempre su segundo. Umbral traza una imagen de él -en la célebre escena de su encontronazo con el grupo de falangistas de Burgos ("los laínes") de "la Leyenda"- más auténtica, mas falangista (y más fascista) -¿donde va a parar?- que aquellos falangistas diletantes que se cocieron la supersiticion joseantoniana en la retaguardia. Con Millán habriamos guardado Marruecos, e Ifni, y el Sáhara y no estariamos a punto de perder Ceuta y Melilla. "La Legión huele a desierto y a camello muerto" escribe Umbral. Y olía a España todavia, con Millán, y con Yagüe también, después ya no sé (...)

¡Que viene la marabunta! Ese era el grito con el que muchos crecimos de un film de grén éxito de taquilla en la España de nuestros años niños. Y es lo que dan ahora ganas de gritar con las noticias (frescas) que nos llegan de Ceuta y de Melilla.  

Hasta treinta mil subsaharianos (treinta mil) de piel negra -y alma blanca cabe suponer (todos del Barça que se conoce que en sus tierras de origen ya les han leido bien la cartilla de lo que les espera y de sus bazas y posiblidades allende los desiertos y los mares )- se aprestan, en un "no man's land" (del reino vecino de Marruecos) teledirigidos y paseados de un lado a otro por bandas marroquies de delincuentes y contrabandistas bien organizadas y en una hoja de ruta que se diria copiada de la de la marcha/verde, a tomar por asalto las lineas fronterizas en nuestras dos plazas españolas del Norte de África. 

 Hay temas que me producen una pereza invencible a la hora de tener que abordarlos y este es sin duda uno de ellos. Ceuta y Melilla hay que reconocerlo nos pesan no poco a los españoles, a los que nunca pusimos un pie por lo menos del otro lado del Estrecho. Casi tanto como nos pesa a algunos Andalucia de donde provenimos por la via de la ascendencia. Temas sensiblemente distintos no obstante, en el que esto escribe por lo menos. Porque Andalucia es para mi el pasado familiar irredento (en parte) si me puedo expresar asi, Ceuta y Melilla en cambio son para muchos españoles entre los que me encuentro sinonimo o casi, del ejército español, de su presencia del otro lado del Estrecho.

Y me pesan sin duda Ceuta y Melilla en la medida que me pesaba y me sigue pensando -pese a mis orígenes, de alguien crecido en un medio enminentemente castrense, y tal vez más por eso- nuestro ejército, y cuando hablo de ejercito hablo sobre todo del que yo conoci, crecido como digo en barrios de casa militares: del que tuve siempre de lo más cerca y del que viví después (en propia carne) en mi servicio militar un tanto sui generis, en el campamento del Robledo (que ya no existe), los años finales del tardo/franquismo inicios de los setenta. El ejército de Franco en resumidas cuentas (...)

Siempre me pregunté, ya digo, lo que me desazonaba de tan hondo en la mirada de aquel oficial -el teniente de mi compañia- con frecuencia fija en mí, de una fisonomia que guardé en el recuerdo hasta hoy, por su biogito y sus gafas finas, su tez pálida y su talante tan de militar de academia que desentonaba tanto del ambiente que reinaba alli dentro entre aquellos caballeros/cadetes, de famillias bien la mayoria de ellos, que sin duda le despreciaban no poco para sus adentros, y en donde él como sus compañeros de academia allí destinados trataban sin duda de nadar (y guardar la ropa) Una tarea ingrata y penosa, lo reconozco, en la que sin duda precisaban como el comer de soplones, chivatos, delatores y también -ay dolor!- de chivos expiatorios (...)

Juan Carlos de Borbón pasa revista a las tropas españolas estacionadas en el Sahara en noviembre del 75, pocos días antes del tratado tripartito con Marruecos y Maritania por el que se hacia cesión graciosa de aquel territorio que guardaba tanta sangre española derramada. Una entrega vergonzosa que nos dolió a algunos en el alma, ante la indiferencia olímpica de la sociedad española -como en el 98- y no digamos de la juventud de mi época. Una secuela (tardía) más de nuestra derrota y de nuestra rendicion pactada en el 45 (...)

No llegaba a discernir ya digo, lo que tanta desazón me causaba en la mirada y fría dura de aquel joven oficial del ejercito de tierra del régiemn anterior, aquel alumno aventajado a todas luces de los servicios de informacion militar de entonces -los del Almirante Carrero (...)-, lo que se escondia detrás de las tormentas (de arena) -en un vaso de agua- que reflejaban los truenos y relampagos de su mirada. Hasta que hoy ya como la cosa más simple acabé cayendo en la cuenta que era precisamente por el parecido tan enigmatico y tan desconcertante que ofrecía, es cierto, con una imagen que por razon de mi medio (castrense) de procedencia me habré pasado por asi decir una vida entera tratando de conjurar por dentro, y que no era otra -¡ay dolor!- que la de Franco (...)

A imagen de pues la suya de aquella mirada, de un "odio glacial" -Umbral dixit-, como el que reservaba "el caudillo" a sus enemigos y mas aun a los rivales que conjuraban contra él y trataban de desbancarle . Una mirada extraña e inhospita y hostil en definitiva -la que se habra perpetuado de Franco en testimonios graficos imperecederos, como la que se perpetuó en mi recuerdo de aquel joven teniente de academia (de infanteria) que llego muy lejos después -a teniente general nada menos (...)- en la España de la democracia, y que por aquel entonces cuando yo le conocí no era mas que una criatura a imagen y semejanza de aquél al que habia jurado obediencia y fidelidad y al que a todas luces imitaba (subliminalmente) en todo, hasta en la forma de mirar, y del que compartia todo, hasta el bigote fino, y hasta los truenos y relámpagos de su mirada (...)

Ex- coronel San Martín, envuelto en el 23-F. "Conde", de nombre de guerra entre los universitarios del AUN (grupo al que no pertenecí) ¿Otro sefardí de Franco? La pregunta se impone, en mí tal vez más que en otros. Los servicios de Carrero Blanco me vejaron y humillaron y amargaron la existencia todo lo que pudieron en el campamento del Robledo. ¿Por mi militancia (hasta hacía pocos meses) en el FES o más aún por mi apellido alemán de Krohn que sin duda desentonaba no poco y debía despertar en algunos allí no pocas aprensiones? (...) Porque otros antiguos del FES tuvieron allí la vida mucho más fácil. Y no digamos todo el rojerío que andaban por alli dentro a sus anchas. Los que no se habian topado con el TOP por lo menos (...) San Martín nota bene andaba en el machito cuando la entrega del Sáhara

¿Y que se escondía detras del odio glacial que respiraba aquella figura de cuadillo tan bien plasmada en la Leyenda del César Visionario? ¿Simple rivalidad y desconfianza de un alto mando con el freno siempre echado ante la eventualidad de celadas y traiciones? ¿O era acaso mas que eso? (...) Y la clave de la respuesta -aqui ya todos la han adiviando- me la habrá dado la indagacion personal que llevo adelante desde hace un rato en estos articulos por cuenta del pasado que no pasa, que habran hecho que acabe dandome de bruces con esa realidad tan enigmatica y críptica y fatal a la vez e insoslayable de la otra España, y con la fórmula no me refiero por una vez a uno de los dos bandos separados por la guerra civil si no esa otra España que Franco representaba, la que se reflejaba en la mirada irrerductiblemente extraña y hostil para muchos de los que se contaba en principio entre sus partidario o entre los descendientes de aquellos, y esa otra España esta claro que no era otra que Sefarad, la España sefardí, de nuestras culpas y pecados que se diría que llevamos siempre a rastras (...)

Y eso era lo que pesaba en la mirada de aquel oficial y lo que me pesó siempre de Ceuta y Mellilla y si se me apura del Marruecos español en el recuerdo, la impronta y el toque (indeleble) de Franco, de su trayectoria africana -donde al decir de Umbral "se le tostó el alma" (sin segunda ni tercera juventud tampoco) (...)- aún presente o vagando como alma en pena y gravitando de cerca o lejos sobre las vicisitudes de la vida cotidiana y las tempestades que se levantaban del otro lado del Estrecho, y eso es lo que me sigue pesando del ejercito español y en particular del ejército español de Africa -y de sus unidades mas emblemáticas (los Regulares, la Legión)- donde una de las Españas representada en el jefe del estado anterior acabaria impoinendose al cabo de tormentas yde bonazas sobre la otra españa que representaba grosso modo su compañero de armas y rival íntimo a la vez, Millan Astray, como se acaba imponiendo een la novela de Umbral donde gravitan ubicuos los dos, el uno, Franco, como una esfinge incomprensible y el otro, Millan, como un padre de sustitucion del hijo de nadie -y no menos español- que seria siempre su autor.

El Afrika Krops fue un sueño africano de los alemanes que compartieron muchos, en España también por supuesto. Más noble y heroico y generoso que el de aquel Federico de Hoffestauffen que se ganó -por un tiempo- Jerusalén (pactando con los musulmanes) Y a fe mia que el mundo hubiera sido muy disdtinto si el pasado en vez de ser lo que fue hubiera sido lo que estuvo en un tris de ser. Si por ejemplo Rommel hubiera llegado al Canal de Suez y a Alejandría. El mundo y para comenzar el Norte de Africa, "cementerio de tantao sueños y de tanta sangre de españoles" (Ramiro Ledesma) no sería el mismo ¿Cuantas miserias se hubiera ahorrado el mundo en esa región del globo -del Magreb y del Oriente Próximo- con una nueva Pax romano/germánica en el Mediterráneo en vez de esa innoble pax judío/americana que no es tal y que llevamos soportando ya tanto tiempo. Y se hubieran conjurado definitivamente las amenazas que nos siguen viniendo a los españoles del otro lado del Estrecho

Punto final pues -la consigna urgente- a la politica africana y mediterranea del regimen y del jefe de estado anterio que nos llevo a la alianza de cuplturas -proesguida un hoyr por el actual jefe de bogobierno como la acaba de declararen umitin del partido islamista turco (!?) durante su reciente visita a Estambul (de vergüenza ajena)

Y un punto final a la política sefardí de amistad/tradicional -y de desconfianza cómplice- con los países arabes y en particular con el reino de Marruecos, que nos ha llevado a la situacion explosiva y sin salida aparente actual. Antes de que se nos eche encima la marabunta, y tengamos que volvernos -orejas gachas (Caveat Rex!)- de este lado del Estrecho (como nos tuvimos que retirar del Sahara)

¡Alto a la política sefardí del jefe de estado anterior en África y continuada por su sucesor, de entrega y rendición pactadas! ¿Ceuta y Melilla después del Oranesado, de Marruecos y del Sáhara?